martes, 31 de marzo de 2015

12 libros que un líder debe leer

Tomado: https://agenda.weforum.org/espanol/2015/03/26/12-libros-que-un-lider-debe-leer/ CompetitividadNegocios 12 libros que un líder debe leer Desde 2011 en mi blog Work Matters mantengo –y ocasionalmente actualizo– una lista de “Libros que todo líder debería leer”. Estos libros me han enseñado mucho acerca de las personas, los equipos y las organizaciones, a la vez que proporcionan orientación útil (aunque a veces de manera indirecta) acerca de qué es lo se requiere para ser un buen líder en lugar de uno malo. Esta es la actualización más reciente. Este año he ampliado la selección a 12 libros e, incluso así, he tenido que dejar muchos de mis favoritos fuera, y probablemente muchos de los suyos también. Después de todo, aproximadamente 11,000 libros de negocios se publican anualmente en Estados Unidos. Muchos de los libros en la lista se basan en investigaciones, y sólo dos de ellos son de lectura rápida (Orbitando la enorme bola de pelo (Orbiting the Giant Hairball) y La ley de Parkinson (Parkinson’s Law)). Eso es un reflejo de mi prejuicio. Me inclino hacia los libros que tienen sustancia real como base. Esto va en contra de lo que actualmente se cree en el mundo de los libros de negocios: que la gente sólo compra y lee libros muy cortos y sencillos que contienen sólo una idea. Así que, si su tipo de libro de negocios es El ejecutivo al minuto (que francamente a mí también me gusta…pero que puede leerse completo en 20 o 30 minutos), entonces lo más probable es que no le gusten la mayoría de estos libros. El principio del progreso (The Progress Principle), por Teresa Amabile y Steven Kramer. Una obra maestra sobre la administración basada en la evidencia: el más fuerte argumento que conozco de que “las grandes cosas son las cosas pequeñas”. Influencia (Influence), por Robert Cialdini. El libro clásico acerca de cómo persuadir a las personas a hacer cosas, cómo defenderse en contra de los intentos de persuasión y la evidencia subyacente. He estado usando este libro en clases en Stanford por 25 años y docenas de mis estudiantes me han dicho, años después, “no recuerdo mucho de su clase, pero todavía uso el libro de Cialdini y pienso acerca de él”. Ideas que pegan (Made to Stick), por Chip y Dan Heath. Una moderna obra maestra que se ha vuelto ya un clásico después de tan sólo algunos años. Cómo diseñar ideas que las personas puedan recordar y sobre las cuales puedan actuar. Todavía lo consulto un par de veces al mes y compro dos o tres copias a la vez porque siempre lo estoy prestando. A menudo les digo a mis amigos que se queden con él porque de cualquier manera no me lo regresan. Y, en mi opinión, tiene la mejor portada de todo libro de negocios que se haya publicado: incluso la cinta parece y se siente como si fuera de verdad. Pensar rápido, pensar despacio (Thinking, Fast and Slow), por Daniel Kahneman. A pesar de que Kahneman ganó el Premio Nobel, es sorprendente la facilidad con la que se lee este libro. Un libro acerca de cómo de verdad pensamos los humanos, y a pesar de que no está diseñado para hacer esto, Kahneman también demuestra cómo y por qué mucho de lo que se lee en los medios de comunicación de negocios es basura. Colaboración (Collaboration), por Morten Hansen. Él escribió un bestseller con Jim Collins, Grandiosa por elección (Great By Choice), que no está mal, pero este libro es mejor y más importante. Lo he leído tres veces y, en mi opinión –y por mucho– es el mejor libro que se haya escrito hasta ahora acerca de lo que se requiere para construir una organización en la que la gente comparta la información, coopere y se ayuden mutuamente a tener éxito. Orbitando la enorme bola de pelo(Orbiting the Giant Hairball), por Gordon MacKenzie. Es difícil de explicar. Es como tratar de hablar con un desconocido sobre el rock and roll, como lo dice la vieja canción. Pero es uno de los dos mejores libros sobre la creatividad que se hayan escrito, y uno de los mejores libros de negocios de cualquier tipo, incluso cuando es casi un libro anti-corporativo. La voz de Gordon y su amor por la creatividad y la autoexpresión –y cómo alcanzarlas a pesar de los obstáculos que despiadadas organizaciones plantan en el camino inconscientemente– hacen de este libro un placer. Creatividad, S.A. (Creativity,Inc.), por Ed Catmull. Uno de los mejores libros de negocios/liderazgo/diseño de organización que se haya escrito. Este libro y Bola de pelo son un gran par. Escribí una reseña más detallada del libro de Ed aquí. Como escribí en mi reseña, y no bromeo, “Este es el mejor libro que se haya escrito sobre qué es lo que se necesita para construir una organización creativa”. Es el mejor libro porque la sabiduría de Catmull, su modestia y su autoconciencia permean cada página. Él demuestra cómo la grandeza de Pixar se da como resultado de conectar las pequeñas cosas específicas que ahí se hacen (cosas que toda persona puede hacer en su organización) al objetivo principal que impulsa a todas las personas de la compañía: hacer películas que los hacen sentirse orgullosos el uno del otro. Hace aproximadamente un mes leí este libro completo de nuevo: es un libro rico en el que Ed ofrece tanto de su fabulosa vida y extrae tantas lecciones acerca del liderazgo y de la vida que confieso que tengo prejuicios a favor de esta obra. Me he reunido con Ed en varias ocasiones y su modestia, su inteligencia y su capacidad para escuchar a los demás me han conmovido. La última vez que nos vimos Ed me contó una gran anécdota. Él y su editor estaban teniendo problemas con el flujo del libro, así que le pidió a un par de los guionistas de Pixar que trabajaron en la película Monsters INC que leyeran un borrador e hicieran sugerencias. Ed me dijo que ellos identificaron el problema de inmediato y le ofrecieron una excelente solución. Ed tiene recursos con los que otros autores no cuentan. Esa linda portada también es diseño de Pixar. 8. Liderar equipos (Leading Teams), por el fallecido J. Richard Hackman. Cuando del tema de grupos o equipos se trata, tenemos a Hackman y tenemos a los demás. Si usted quiere una lectura ligera que no se base tanto en la evidencia, lea La sabiduría de los equipos (The Wisdom of Teams). Si lo que quiere es saber cómo funcionan en realidad los equipos y qué es lo que en realidad se necesita para construir, sostener y guiarlos de parte de un hombre que estuvo inmerso en el problema como investigador, entrenador, consultante y diseñador por más de 40 años, este es el libro para usted. Por cierto, si lo que quiere es sólo la sinopsis –aunque lo que se perdería sería tanto que el único engañado sería usted mismo– consulte el artículo HBR de Hacmakn: la definición misma de profunda simplicidad, de una vida de sabiduría y (me imagino) los resultados de 1,000 estudios resumidos en seis breves puntos. Dar y tomar (Give and Take), por Adam Grant. Adam es el investigador organizacional estrella de su generación. Cuando leí la copia avanzada quedé tan pasmado por lo útil, importante e interesante de Dar y tomar que escribí una de las reseñas más entusiastas que he escrito en mi vida: “Es probable que Dar y tomar sea el libro más importante de este joven siglo. Tan perspicaz y entretenido como lo mejor de Malcolm GladwellI, este libro tiene implicaciones profundas sobre cómo manejamos nuestras carreras, cómo lidiamos con nuestros amigos y familiares, cómo criamos a nuestros hijos y cómo diseñamos nuestras instituciones. Es un placer leer esta gema, y además hace añicos el mito de que la avaricia es el camino al éxito”. Dicho de otra manera, Adam demuestra cómo y por qué uno no tiene que ser un imbécil egoísta para tener éxito en la vida. Estados Unidos –y el mundo– serían un mejor lugar si todos nos aprendiéramos y aplicáramos la visión que Adam tiene del mundo. Este libro me encanta: siempre se lo regalo a estudiantes de Stanford y a ejecutivos, sobre todo cuando expresan a gritos que, para poder tener éxito, su única opción es ser unos imbéciles egoístas. La ley de Parkinson (Parkinson’s Law), por el fallecido C. Northcote Parkinson. Es posible que usted haya escuchado acerca de la Ley de Parkinson, la cual propuso él por primera vez en The Economist en 1955: “Es una observación ordinaria la que propone que el trabajo se expande para poder llenar el tiempo disponible para terminarlo”. Yo también lo había escuchado, pero nunca había sabido mucho acerca de C. Northcote Parkinson, ni había leído su gema de 1958 del mismo nombre (ni siquiera sabía que existía) hasta que Huggy Rao y yo comenzamos a escribir Escalar la excelencia (Scaling Up Excellence) y mi bien leído coautor me presentó esta colección de ensayos. Parkinson fue un hombre extraordinario: académico de administración pública, historiador naval y autor de más de 60 libros. Para nuestro libro sobre la escala o la ampliación, me sorprendieron sobre todo sus argumentos, su evidencia y su exquisito y cortés sarcasmo inglés acerca de los efectos negativos y predecibles de los tamaños de grupos y de la hinchazón administrativa. También soy gran fanático de El principio de Peter, que es similar de muchas maneras, (yo escribí el prólogo a la edición del 40 aniversario, que se puede leer aquí), pero La ley de Parkinson es un libro mucho mejor. Vender es asunto humano (To Sell is Human), por Dan Pink. Se preguntará, ¿qué tiene que ver esto con la administración y el liderazgo? Lea este libro. Dan hace un trabajo maestro al demostrar cómo, para ser líder y motivar a otros, para proteger y fortalecer la reputación de las personas, equipos y organizaciones por las que nos preocupamos y para tener también carreras exitosas, todos tenemos que poder vender nuestras ideas, productos, soluciones y, sí, poder vendernos a nosotros mismos. La habilidad de Dan como narrador es lo que hace que este libro se destaque sobre tantos otros: sus historias no son sólo convincentes, sino que también hace que los principios basados en evidencia cobren vida. Para ser franco, yo no le había prestado mucha atención a este libro hasta que mi esposa adquirió una copia y la leyó de principio a fin en aproximadamente un día. Después pasó toda la siguiente semana hablando sobre todas las maneras en las que el libro de Dan le ayudaría como jefa ejecutiva de una organización sin fines de lucro en todos los aspectos: de la recaudación de fondos a inspirar a sus empleados y voluntarios a lidiar con los medios de comunicación a convencer a nuevos candidatos a ser parte de la junta directiva de la organización. Entonces lo leí. A pesar de mi gran admiración por Malcolm Gladwell, creo que Dan Pink es el autor más talentoso con el que contamos en la traducción de investigaciones de las ciencias de la conducta. Es muy divertido leer su trabajo. No distorsiona ni exagera sus hallazgos y hace un trabajo maestro al enseñarnos cómo aplicar las lecciones de sus libros. El sendero entre los mares (The Path Between the Seas), por el historiador David McCullough. Acerca de la construcción del Canal de Panamá. Esta es una gran historia acerca de cómo la creatividad ocurre a una gran escala. Es un asunto complicado. Las cosas salen mal. La gente se lastima. Pero también triunfan y hacen cosas impresionantes. También me gusta este libro porque es el antídoto para aquellos que creen que todas las grandes innovaciones vienen de start-ups y pequeñas compañías (aunque hay algunos fascinantes ejemplos de emprendimiento en el relato –sobre todo el del francés que concibe la revolución de Panamá– incluso nueva bandera y la declaración de independencia, según recuerdo– desde su suite en el Waldorf Astoria de Nueva York, y le vende su idea exitosamente a Teddy Roosevelt). Como mi colega de Stanford Jim Adamslo indica, el Canal de Panamá, las Pirámides y llevar al hombre a la luna son sólo algunos ejemplos de las grandes innovaciones humanas que han sido encabezadas por los gobiernos. Si quiere saber cómo es el caos (“clusterfug”) a escala mundial, lea sobre cómo los franceses arruinaron las cosas, y si quiere aprender cómo se amplían los proyectos de manera experta (con algunos efectos secundarios horribles) y sobre el increíble presidente estadounidense Teddy Roosevelt, encuentre el tiempo para leer esta masiva obra maestra. Estuve a punto de añadir otro libro, que sería el número 13: Las reglas del trabajo (Work Rules), por el director de operaciones de personas de Google, Laszlo Bock, el cual se publicará en abril de 2015. He leído aproximadamente dos tercios de una copia avanzada; es una convincente y supremamente útil guía sobre cómo Google selecciona, evalúa, motiva y continúa aprendiendo de sus empleados. Sobre todo me gustan los capítulos “No confíes en tu instinto” (“Don’t Trust Your Gut”) y “No todo son arcoíris y unicornios” (“It’s Not All Rainbows and Unicorns”), acerca de los errores más grandes sobre el manejo de personas en Google. Quizá lo incluya el año entrante, ya que estoy cautivado con la perspicacia de Bock y su enérgico estilo. Me encantaría saber cuáles son sus favoritos. Y, si es que quiere abordar esta pregunta de manera sistemática, no olvide Los 100 mejores libros de negocios de la historia (The 100 Best Business Books of All Time). P.D. Por cuestiones de defensa propia, todavía recomiendo que todos leamos el Steve Jobs de Isaacson, aunque ya hayan pasado algunos años. Me sigo encontrando en lugares, fiestas, reuniones familiares, presentaciones que ofrezco o a las que acudo, e incluso en el supermercado, y la gente comienza a hablar de Jobs y sobre todo a discutir sobre él. Como lo explique en la revista Wired y en Buen jefe, mal jefe (Good Boss, Bad Boss), he llegado a creer que, independientemente de lo que Jobs haya sido en vida, muerto se ha convertido en la prueba de Rorschach: todos proyectamos nuestras ideas y valores hacia su persona. Dicho eso, el capítulo de Ed Catmull sobre Jobs en Creatividad, S.A., es una de las defensas más convincentes que yo haya leído de este controvertido personaje. P.P.D. Además, muchas gracias a Chris Fry, que ha ocupado cargos importantes en Salesforce.com y en Twitter y que es uno de los héroes de nuestro libro Escalar la excelencia. Chris me urge a continuar con esta lista, y se queja cuando añado algo que cree que no es tan bueno como él lo hubiese esperado. En opinión de Chris, el mejor libro de mi lista es Sendero entre los mares. Con la colaboración de LinkedIn. Autor: Bob Sutton es profesor en Stanford y coautor del libro ‘Escalar la excelencia’. REUTERS/Rafael Marchante Publicado por Bob Sutton - 10:57 Todas las opiniones expresadas son las del autor. El blog del Foro Económico Mundial es una plataforma independiente y neutral dedicada a generar debate en torno a los temas clave que dan forma a las agendas globales, regionales e industriales.

domingo, 29 de marzo de 2015

Un buen líder es un buen maestro: 16 formas para lograrlo

Tomado de: http://www.emprendedoresnews.com/liderazgo/un-buen-lider-es-un-buen-maestro-16-formas-para-lograrlo.html Un buen líder es un buen maestro: 16 formas para lograrlo George Bernard Shaw no pudo estar más equivocado cuando acuñó la famosa máxima: “Aquel que puede, hace. Aquel que no puede, enseña”. En una economía de rápido movimiento que se maneja por las ideas, una parte esencial de ser un líder es ser un buen maestro. ¿De qué otra manera puede alguien persuadir a todos los miembros de una organización – ya sean 50 o 50 mil empleados- para que se muevan en la misma dirección? ¿De qué forma se puede focalizar al equipo de trabajo y persuadirlos de una estrategia de reducción de tamaño de la empresa cuando la economía se estremece? ¿De que forma se puede asegurar que las personas de todos los niveles entienden las prioridades de cada momento? ¿Cómo se pueden desarrollar los lideres del mañana? Simplemente: se les enseña. Eso no quiere decir que hay que darles un discurso en una reunión general de la compañía o impartir órdenes a los subordinados. Eso no es enseñar: eso es mandar. Decirle a la gente lo que deben hacer no garantiza que ellos van a aprender lo suficiente para pensar por ellos mismos en el futuro. En cambio, puede significar que ellos van a depender de usted o de sus supervisores cada vez más y dejarán de tomar riesgos, detendrán la innovación y pararán de aprender. ¿Qué hacen los grandes maestros que usted debería aprender para cumplir con su papel de líder? A continuación encontrará lo que nos dijeron aquellos que lo saben mejor que nadie: los profesores mismos. Maestros de toda clase. Algunos de ellos enseñan formalmente en salones de clase. Otros enseñan informalmente – en sus oficinas, durante la cena, en el camino – mientras dirigen compañías. Nuestros expertos han enseñado a veteranos ejecutivos, desarrolladores de software, representantes de ventas y estudiantes de MBA, así como a universitarios, músicos, cirujanos y a otros maestros también. La buena enseñanza, como se verá, es universal. Así el tópico de hoy sea el lanzamiento de un nuevo producto o las ciencias sociales o cómo hacer un “bypass” triple, los mismos principios – y muchas de las mismas técnicas – se pueden aplicar. ¿Está usted listo para aprender? Siéntese en su pupitre y saque su cuaderno, que la clase va a empezar… 1. No se trata de usted, sino de ellos Algunos maestros se ven a sí mismos como el experto señalado cuyo papel es impartir su conocimiento a los estudiantes que son como recipientes vacíos. Esa es la peor metáfora, dice William Rando, quien ha entrenado a profesores universitarios durante quince años. Los mejores instructores se ven a sí mismos como guías. Ellos comparten lo que saben, pero entienden que ellos no son el punto focal. Sus estudiantes sí lo son. “Es difícil para algunos profesores entender que enseñar no es acerca de ellos mismos,” dice Rando, quien maneja la Oficina de Desarrollo y Preparación de Profesores de la Universidad de Yale. “Es algo que no se puede aceptar intuitivamente. Sin embargo, no quiere decir que el profesor no importe. Simplemente significa que en vez de preguntarse “¿Qué voy a hacer hoy?” el profesor debe pensar: “¿Qué van a hacer mis estudiantes hoy?” 2. Estudie a sus estudiantes No basta con conocer su material. Usted necesita conocer a las personas a las que va a enseñar – sus talentos, su experiencia previa y sus necesidades. De otra manera, ¿cómo puede usted estar seguro de lo que ellos ya conocen y de lo que necesitan saber? “Yo le digo a mis profesores que piensen que alguien les llama y les dice, “Estoy tratando de ir a Yale”, dice Rando. “La primera pregunta que usted debe hacer es “¿En dónde está usted?” Usted debe saber el punto de partida de una persona antes de poder ayudarla a encontrar su destino. Puede sonar obvio, pero como profesores, a veces empezamos el viaje y nos olvidamos de preguntar a los estudiantes, “¿En dónde están ustedes? ¿Cuál es su punto de partida?” Yoheved Kaplinsky, miembro del departamento de piano en la Escuela Juilliard, pone mucho énfasis en conocer la forma cómo los estudiantes se consideran a sí mismos. “Quiero ver cómo mis estudiantes evalúan su propia forma de tocar,” dice ella. “Eso me da una idea de qué tan realistas o qué tanto se ilusionan a sí mismos. De esta manera puedo escuchar entre líneas y tener un esbozo de su personalidad”. 3. Los estudiantes asumen riesgos cuando los maestros crean un ambiente seguro Aprender exige ser vulnerable, dice Michele Forman, quien enseña sociales en el Middlebury Union High School en Vermont. Los estudiantes tienen que reconocer que ellos no saben, tomar riesgos y repensar lo que creían que sabían. Eso puede ser incómodo – incluso aterrador – para algunos. Algunos detalles cálidos no sobran, dice Forman, quien fue elegida la Maestra del Año 2001. Como tener un sillón y cojines en el suelo en una esquina del salón de clase. O decorar las paredes con los trabajos de los alumnos porque “es el espacio de ellos”. El resultado es un ambiente de aprendizaje que se presenta seguro emocional, intelectual y psicológicamente. “Si ellos no se sienten bien, les preparo una taza de té de menta. Si tienen hambre, les doy de comer,” dice Forman. “Puede parecer algo muy simple pero les envía un mensaje muy importante”. Los estudiantes tienen que saber que pueden confiar en su instructor. De allí resulta otra de las reglas de Forman: Eliminar el sarcasmo en el aula de clase. “No hay que crear el temor de que usted los va a hacer quedar mal ante los demás”, dice ella. 4. Los grandes maestros emanan pasión y determinación La diferencia entre un buen profesor y un gran profesor no es su experiencia o su conocimiento. Tiene que ver con su pasión. Pasión por el tema, pasión por enseñar. El deseo es contagioso, dice H. Muir, director de capacitación en mercadeo global de SC Jonson en Racine, Wisconsin. Si el profesor lo tiene, lo más seguro es que los alumnos también lo atrapen. “Mis dos padres eran ambos maestros,” dice Muir. “Mi madre enseñaba a estudiantes con deficiencias de comportamiento y mi padre enseñaba historia y civismo. Lo más importante que aprendí de ellos es que hay que tener pasión por lo que se hace y esta debe ser genuina. Es algo que no se puede simular. Los estudiantes descubren inmediatamente cuando usted pone un interés sincero y cuando no”. 5. Los estudiantes aprenden cuando sus maestros les muestran cuánto necesitan aprender Enseñar a adultos le ha dado a Tom McCarty, director de los servicios de consultoría de la Universidad de Motorola, una confirmación del viejo adagio que dice: “Cuando un estudiante está listo, el profesor se le aparece”. Algunas de las personas que se presentan para los talleres de mejoramiento continuo no están listas, porque ellos no piensan que necesitan mejorar. No ven la brecha que existe entre lo que ellos son y lo que necesitan ser. Hacerles ver esa brecha es una de las primeras tareas de McCarty. “¿Su equipo se encuentra alineado alrededor de las expectativas del cliente?”, les pregunta. “Claro que sí,” contesta alguno de los líderes de algún equipo. McCarty le pide entonces a cada uno de los miembros del equipo que escriba las cuatro prioridades más importantes del cliente y las coloca en un tablero de manera que todos las puedan ver. “Si hay quince miembros en el equipo, se obtienen sesenta prioridades diferentes,” dice. “Una vez que ellos lo ven por sí mismos, van a acudir a mí diciendo, ¿Puedes ayudarnos en esto?” 6. Hay que volverlo claro así no se pueda volver simple Uno de los principales atributos de un gran maestro es su habilidad para desmenuzar ideas complejas y hacerlas entendibles. Lo mismo se puede decir de los líderes empresariales hoy en día, dice Gary Grates, director ejecutivo de comunicaciones internas de General Motors. De hecho, él afirma que la esencia de enseñar – y de aprender – está en la comunicación. “El principal reto que los líderes deben enfrentar es lograr que la gente les entienda,” dice Grates. “Así esté usted hablando de Wall Street, de los socios, de los clientes o de los empleados, sus interlocutores deben comprender la historia de la organización – hacia donde se dirige, por qué se están haciendo estos cambios, cómo trabaja usted y cómo piensa usted. De lo contrario, usted perderá valor, ventas, nuevas oportunidades o a sus empleados. Por eso es que enseñar es tan importante”. 7. No tema ser vulnerable, pero no sacrifique su credibilidad Para algunos, ser un profesor – o un líder – significa presentarse como la persona que tiene todas las respuestas. Cualquier signo de vulnerabilidad o de ignorancia puede significar debilidad. Ese tipo de personas son pésimos profesores, dice Parker Palmer, veterano instructor y autor de “El coraje de enseñar: explorando el mundo interior del maestro” A veces la mejor respuesta que un profesor puede dar es, “No lo sé”. En vez de perder credibilidad, se gana la confianza de los alumnos y esa confianza es la base de una relación productiva. “Todos sabemos que la perfección es una máscara”, dice Palmer. “Por eso desconfiamos de las personas que se ocultan detrás de la máscara del sabelotodo. No son honestos con nosotros. Las personas con las que desarrollamos las más profundas conexiones son aquellas que reconocen sus limitaciones frente a nosotros”. Reconocer lo que usted no sabe muestra que todavía está aprendiendo, que el profesor es, en realidad, todavía un estudiante. Para el líder de una organización, este es un acto de equilibrio muy delicado, dice Mike Leven, ex­presidente de Holiday Inn Worldwide y ahora director general de U.S. Franchise Systems Inc. “Mientras que es razonable que alguien no sepa muchas cosas, también la gente espera que la persona de quien dependen sepa al menos algunas respuestas. Usted no puede permitir que la gente se pregunte, “¿Por qué está éste dirigiendo la compañía?”. 8. Enseñe desde el corazón La mejor enseñanza no sale de formulas; es personal. Diferentes personas enseñan Shakespeare de múltiples maneras porque lo hacen de acuerdo a cómo ellos son y cómo ven el mundo. O, como sice Palmer, “Enseñamos lo que somos”. El acto de enseñar requiere el coraje de explorar su propio sentido de identidad. Si usted no sabe quién es usted, dice Palmer, usted no puede conocer completamente a sus estudiantes y no podrá conectarse con ellos. La gente recurre a técnicas para lograrlo hasta que descubren su propia forma de ser profesor. Tal vez, dice Palmer, el músico de Jazz Charlie Parker fue el que mejor lo expresó: “Si no lo vives, no va a salir de tu trompeta”. 9. Repita los puntos importantes Si usted quiere que sus empleados recuerden la nueva declaración de misión o una estrategia de mercadeo, es necesario que se los diga más de una vez. “La primera vez que algo se dice, es oído,” dice William H. Rastetter, quien enseñó en el MIT y en Harvard antes de ser director general de Idec Pharmaceuticals Corp. “La segunda vez, se reconoce. Y la tercera vez, se aprende”. El reto está entonces en ser consistente sin volverse predecible o aburrido. Los mejores maestros mantienen su mensaje fresco utilizando nuevas formas de expresar los mismos puntos. Para Craig E. Weatherup, director general de Pepsi Bottling Group, el mensaje que vive constantemente repitiendo es que el agua embotellada – no la cola – representa el mayor potencial de crecimiento para la compañía. El consejo de dirección de 25 miembros de la compañía lo ha escuchado exponer esta estrategia repetidamente – pero sin que suene repetitivo. “Hay que ser ingenioso y disfrazar un poco los temas de manera que la gente piense, “esto no lo había escuchado antes”, dice. “Siempre trato de encontrar un nuevo ángulo en el tema del agua, pero el mensaje no cambia: es importante para el éxito de la compañía”. 9. Repita los puntos importantes 10. Los buenos maestros hacen buenas preguntas Un profesor efectivo entiende que aprender es explorar lo desconocido y que tal exploración empieza con formularse las preguntas adecuadas. No se trata de preguntas disfrazadas de conferencias. No se trata de preguntas de falso o verdadero que no encienden discusiones acaloradas. Se trata de preguntas que abren las puertas a más profundos cuestionamientos. “¿Cómo funciona esto?”, “¿Qué significa esto?” y la pregunta favorita, según Grates, de GM: “¿Por qué?” “Si usted quiere llegar a lo más profundo de un tema, pregunte por qué cinco veces”, dice. David Garvin, profesor de la Escuela de Negocios de Harvard, entrevistó a un gran número de ejecutivos que enseñan para su libro “Enseñanza en acción: Una guía para poner a trabajar a la organización”. El encontró que una de las formas de enseñar a la gente a tomar decisiones es asumir el papel de abogado del diablo. Los profesores preguntan a sus colegas: “¿Qué pasaría si hiciéramos lo contrario de lo que usted está sugiriendo?” La idea no es debilitar una decisión sino reforzarla a través de un examen cuidadoso de las opciones – aún de las más absurdas. “Aunque usted obtendrá su promoción debido a que conoce las respuestas correctas”, dice, “es más importante hacer las preguntas adecuadas a medida que usted asciende en la escalera corporativa”. 11. No se trata simplemente de transferir información Se trata de enseñar a la gente a pensar. Lo último que usted desearía hacer es pararse enfrente de la gente a decirles lo que tienen que hacer. O darles las respuestas que usted quiere oír. Los mejores instructores están menos interesados en las respuestas que en las reflexiones que llevan a ellas. Lo que los líderes deben ofrecer es un “punto de vista enseñable”, dice Noel Tichy, profesor de la Universidad de Administración de Negocios de Michigan y autor de “El motor del liderazgo: Cómo las mejores compañías crean líderes a todo nivel”. Lo importante es cómo ellos miran al mundo, cómo interpretan la información y cómo resuelven los problemas. Los mejores líderes y maestros ayudan a la gente a aprender como pensar por su propia cuenta en vez de indicarles lo que tienen que pensar. “Usted desea obtener un grupo de gente que sepa lo que usted quiere que sepa, pero al mismo tiempo que se sienta libre de hacer por sí mismos los juicios y decisiones que el día a día les exige”, dice Gene Roberts, por muchos años editor del Philadelphia Inquirer y del New York Times, quien enseña periodismo en la Universidad de Maryland en College Park. (Durante sus 18 años en el Inquirer, este periódico ganó 17 premios Pulitzer) “Usted tiene que saber cuando aflojar las riendas para que la gente no se vuelva dependiente de usted. En el negocio de la prensa, la velocidad lo es todo, y si usted se rodea de personas que tienen que aguardar a escuchar lo que usted tiene que decir antes de que reaccionen, usted está perdido”. 12. Deje de hablar – y empiece a escuchar Cuando se trata de enseñar, lo que usted hace es casi tan importante como lo que usted dice. Después de todo, sus estudiantes están todo el tiempo mirándolo. La mejor forma de mostrar que usted se interesa y se preocupa por ellos es escuchándolos. El aprendizaje efectivo es una calle de doble vía: es un diálogo, no un monólogo. Después de lanzar una pregunta, los malos profesores llenan el silencio con su propia voz en vez de esperar una respuesta. En vez de eso, dice Muir, el director de capacitación de SC Johnson, ensaye esto: Espere diez segundos. “Si quiere ser un buen profesor, usted tiene que aprender a no sentirse incómodo con el silencio,” dice. Es en esos momentos de quietud, casi eternos, en los que tienen lugar las mejores reflexiones. No los interrumpa. 13. Aprenda qué debe escuchar Levi Watkins enseña cirugía del corazón en el Hospital John Hopkins de Baltimore, en donde los residentes aprenden trabajando al lado de los cirujanos. Antes de la cirugía, Watkins pide al residente que lo conduzca por todo el proceso del diagnóstico y de la cirugía, como si él estuviera al otro lado de la mesa asistiendo al estudiante. “Escucho cómo el residente construye a partir de toda la información disponible y qué tan bien organiza sus pensamientos”, dice Watkins. “Optar por operar el corazón de un paciente es una decisión muy compleja. Puede haber diferencias de opinión entre los doctores, pero aquí no hay vuelta atrás. Tenemos que decidir qué conductos son adecuados o no para una operación de “bypass”. Cuando Weatherup, el director de Pepsi, visita a los gerentes generales de alguna de las 300 locaciones de la compañía, pone un interés particular en el lenguaje que escucha. En el análisis del mercado local, por ejemplo, Weatherup espera escuchar referencias a la misión de la compañía o a alguna estrategia nueva que él ha estado promoviendo. El desea detectar que el gerente ha reflexionado acerca de su porción del negocio dentro del marco de referencia adecuado. “Si yo escucho el lenguaje de la compañía en sus voces, sé que estoy logrando llegar a la gente”, dice Weatherup. Sobre todo en Japón, tuvo que aprender a escuchar en su primera asignación con Pepsi. Puesto que el inglés era la segunda lengua de sus colegas, él aprendió a volverse sensible a las emociones que venían detrás de las palabras de la gente. Todavía hoy intenta percibirlas. “Siempre estoy preocupado por los sentimientos de la gente, más que por los volúmenes de venta o los precios. Quiero saber cuáles son sus frustraciones y qué los hace sentir bien”. 14. Deje que sus estudiantes se enseñen mutuamente Sus estudiantes no solamente aprenden de su profesor. También aprenden de sí mismos y de sus colegas. “Así es como funciona el triángulo del aprendizaje”, dice Marilyn Whirry, quien enseña inglés en el grado 12 en la Escuela Mira Costa en Manhattan Beach, California. Ella cree firmemente en los grupos pequeños y les prepara preguntas basadas en el libro que los alumnos están leyendo en ese momento. Ellos tienen que responder al comentario previo de su compañero antes de aportar una nueva idea. “Tienen que escucharse unos a otros”, dice Whirry, quien fue nombrada como la Maestra del Año en el 2000. “Es posible que su compañero tenga una idea que ellos no habían pensado. Tal vez es algo sobre lo que pueden ampliar la discusión. Es muy excitante verlos interactuar” Rando, de Yale, ha llevado la idea un paso más adelante. Él designa a grupos pequeños para que se conviertan en expertos en diferentes tópicos y luego mezcla a los alumnos en diferentes grupos de manera que deben enseñar a otros lo que acaban de aprender. “Este método reproduce la forma como los problemas se presentan en la vida diaria,” dice. “Cada uno tiene una pieza de información relevante, lo que lo convierte en profesor y aprendiz al mismo tiempo”. 15. Evite usar la misma técnica para todos Los buenos maestros creen que todos los alumnos pueden aprender, pero entienden que cada uno lo hace en forma diferente. Algunos son visuales, otros captan rápidamente lo abstracto, algunos prefieren leer. Así que el instructor tiene que adoptar una técnica multidimensional durante su clase. Algo como esto: lectura durante 20 minutos, luego colocar una pregunta de opción múltiple a toda la clase, la cual se presenta en un tablero o a través de una diapositiva. Luego se pide a todos que escriban la respuesta y se hace que algunos, por turnos, expliquen su posición a todos los demás en la clase. Después de varios minutos, hacer una encuesta entre todos para saber cuántos escogieron cada opción de respuesta. Esto es lo que Rando denomina una “conferencia activa”. 16. Nunca pare de enseñar La enseñanza efectiva se deriva de la calidad de la relación entre el maestro y el alumno. No termina cuando suena la campana o cuando se acaba el día de clase. “Trato de evitar caer en una actitud de 9 a 5, para no dar la impresión de que mientras estemos en horario de trabajo, me importa la gente, pero no me fastidien después,” dice Kaplinsky, el profesor de Juilliard. “Uno de los principales ingredientes de la enseñanza es el amor por ella. Yo vengo de Israel, en donde tenemos un dicho: “El deseo del ternero por la leche de su madre es pequeñísimo comparado con el deseo de la madre de dar su leche al ternero” Chuck Salter. Periodista de Fast Company

martes, 24 de marzo de 2015

CÓMO MOTIVARSE PARA TENER ÉXITO

Tomado de: http://www.goodlifeplay.com/como-motivarse-tener-exito/ CÓMO MOTIVARSE PARA TENER ÉXITO David Jungle 24 marzo, 2015 Arrasar con la vida, Desbloquea tu potencial, LIVE La motivación según la RAE es un ensayo mental preparatorio de una acción para animar o animarse a ejecutarla con interés y diligencia. Hoy vamos a hablar sobre la motivación desde la perspectiva del éxito, ya que al fin y al cabo la motivación nace de ese deseo de éxito que volcamos hacia nuestras metas. El éxito Los patrones que marcan qué es o no es éxito no son los mismos para todas las personas. Nunca nadie olvidará jamás a Mahatma Gandhi. La huella que ha dejado en nuestro querido planeta muy difícilmente podrá ser borrada, sin embargo, cuando abandonó este mundo estos fueron los objetos que nos dejó en herencia: exito-gandhi Good life Play Este es un claro ejemplo de que la vara de medir del éxito no está fabricada en dólares. Por desgracia en las sociedades actuales uno de los comentarios más habituales cuando uno se encuentra motivado hacia unos objetivos suele ser: ya… todo eso está muy bien, ¿pero se hace pasta?. Cómo evaluamos el éxito De forma externa nos encontramos con preguntas como éstas: ¿Qué es el éxito para los demás? ¿Cómo puede ser percibido como una persona exitosa? ¿Qué necesito conseguir para ser considerado una persona de éxito? ¿Cuánto dinero o qué posesiones materiales hacen falta para que vean que soy exitoso? Esta clase de preguntas nos enfocan hacia cumplir objetivos socialmente valiosos. Se podría decir que sus respuestas van encaminadas a situaciones o hechos más tangibles y evaluables por el resto de la sociedad. De forma interna nos encontramos con otra serie de preguntas: ¿Qué es el éxito para mí? ¿Cómo puedo considerarme a mí mismo como exitoso? ¿Qué metas he de cumplir para sentir que he tenido éxito en mi vida? ¿Qué huella he dejado en el mundo tras mi paso por él? Las preguntas internas nos enfocan hacia un éxito diferente, independientemente de lo que otras personas consideren como éxito, y se basan en nuestra propia percepción sobre lo que para nosotros es el éxito, aquellas que nos dicta nuestro corazón. El éxito es algo individual. No caigas en la frustración que esconde el éxito El éxito 100% en todas nuestras acciones es imposible. Únicamente podemos medir el éxito en términos de promedios. Un artesano puede ser considerada una persona de gran éxito por su habilidad, pese a que no vaya a amasar grandes fortunas, puede hacer de su trabajo todo un arte. Pero pese a que sea un artista en su oficio, siempre habrá trabajos que sean mejores o peores que otros. El artista que se propone la perfección en todo no la consigue en nada (Eugène Delacroix) Una sola palabra puede hacer que un libro quede mejor, quizá en un porcentaje muy pequeño, casi inapreciable, pero siempre se puede mejorar. Y eso es maravilloso, pues la carretera de la vida nunca acaba y nos puede llevar cada vez más arriba y que nuestra motivación siempre vaya renovando. Aquellos que intentan ser perfectos a menudo lo utilizan como excusa para quedarse de brazos cruzados. Libérate de la presión del miedo y lucha por tus ideas. Puedes salir reforzado de los fracasos, pues alcanzarás con ellos un gran aprendizaje. Todos tenemos derecho a equivocarnos y a que las cosas nos salgan mal, si siempre fuésemos perfectos no aburriríamos. Tenemos que amar el riesgo y la creatividad de hacer algo nuevo pese a que nos arriesguemos a que no guste. Como siempre se dice, quien no arriesga, no gana. Y el riesgo tiene dos caras ocultas, una es la del gran éxito, y otra la del gran fracaso, lo mejor de todo es que de ambas caras aprendemos. equivocarse Good life Play Sin esfuerzo no hay satisfacción, pero cuidado… Las personas valoramos más aquellas cosas que consideramos que tienen un coste. Cuando sabemos que el fruto que recogemos es el resultado de poner nuestra habilidades y sacrificios en juego. No obstante la satisfacción gracias al esfuerzo también implica otro coste. Y es que si solo nos concentramos en conseguir y en valorar aquellas cosas que nos cuestan un esfuerzo, podemos caer en el error de ser incapaces de valorar lo que ya tenemos a nuestra disposición. ¿De qué serviría luchar por los éxitos si luego somos incapaces de disfrutarlos? Pocas veces pensamos en lo que tenemos pero siempre en lo que nos falta (Schopenhauer) Las fuentes de motivación A lo largo de mi vida he leído mucho sobre casos de éxito en las empresas, más si nos ponemos a pensar que estoy ya en los último coletazos y apunto de salir de la carrera con un título llamado: Grado en Marketing. Y si algo me ha quedado claro, es que aquellos que basan su vida únicamente en ganar más y más dinero, aunque consigan amasar una buena cantidad, no suelen pasar de la mediocridad. O dicho de otra forma, no dejan huella. Que tu motivación supere los límites del dinero Si hay una experiencia que puedo recalcar el mi vida, sin duda es la de Good life. ¿Cuanto cuesta en dinero mantener a un equipo como el que tenemos en Good life? Informáticos, médicos, entrenadores personales, personal shopper, abogados, expertos en marketing… Si tuviésemos que hacer cuentas del dinero que hemos ganado con este proyecto y el tiempo que hemos dedicado a él, sin duda las cuentas nos saldrían claramente en negativo. O dicho de otra forma, si nuestro objetivo es solo hacer pasta, dediquémonos a otra cosa. ¿Pero acaso no nos hace felices lo que hacemos? ¿Acaso no estamos creciendo nosotros también? Ayer mismo recibí este mensaje de un chico en las redes sociales sobre uno de mis artículo en el que hablo sobre la aceptación: Te agradezco mil este artículo, ha cambiado casi por completo mi vida y mi nivel de felicidad, yo tenía un serio problema de aceptación. No hacía más que repetirme que estaba todo bien por muy mal que me fueran las cosas o las hiciera, causándome un gran estrés interno y nerviosismo permanente por disonancias cognitivas. Gracias mil de nuevo. Nuestro lema es: Víve sin límites. Nacimos pensando en el bien que podíamos hacer por otras personas compartiendo nuestro conocimiento, y nosotros mismos tenemos que superar los límites que la vida nos impone para que un proyecto como éste siga vivo. Al fin y al cabo, tenemos que ser felices con lo que hagamos y con nuestras formas de vivir, sea cuales sean, y si lo conseguimos, sin duda alguna habremos tenido éxito. motivacion-dinero Good life Play El dinero puede ser una fuente de motivación, pues todos tenemos que asegurarnos nuestra supervivencia. Pero no es la única. Existe una motivación mucho más potente que consiste en ver cuánto podemos aportar a mejorar el mundo, y cuánto podemos llegar a disfrutar de la vida mientras lo hacemos. Esa es la motivación de una persona como Mahatma Gandhi. Y es una motivación que podemos encontrar en cualquier parte. Una madre puede intentar aprender a educar mejor a sus hijos, y gracias a su esfuerzo construir un mundo mejor. Esa puede ser su fuente de motivación para no caer en las garras de la monotonía y el aburrimiento. Para motivarnos cada día tenemos que soñar. Sumergirnos en nuestro deseos más reales y profundos, e imaginar que hacemos algo que aporta utilidad a nuestra vida o a las vidas de otras personas. Y ahora yo te pregunto, ¿y tú que puedes hacer para mejorar tu vida y la de otras personas? ¿Qué fuentes de motivación tienes a tu disposición? ¿Las estás valorando? Da respuesta a esta preguntas, construye una serie de objetivos, y siempre contarás con una ilusión latente en ti que te anime a sacarle el máximo provecho a tu vida. Sé un visionario Dicen que el último gran visionario fue Steve Jobs. Su ilusión consistía en alcanzar la perfección y la excelencia en los productos que su empresa fabricara, pues es bien sabido que poco inventaron, sino que su objetivo era innovar en lo que ya había para hacerlo excelente. ¿Podemos considerar que Steve Jobs cambió muchas vidas? Nunca sabemos si para mejor o para peor, pues al igual que pudo facilitar nuestras vidas con un iPhone, sin duda también ha podido crear una adicción que nos genera estrés, pero indudablemente, consiguió algo grande. Tus sueños darán alas a tus acciones para que todos los cambios que quieras hacer en tu vida se produzcan. Siente motivación hacia las cosas sencillas No hace falta inventar el iPhone para sentir que aportamos algo a este mundo. Una ama (o amo) de casa puede ser muy creativa y vivir entusiasmada por hacer de su hogar un sitio único. Tengo una amiga que se llama Nahir, que trabaja en un centro de belleza, y pasar por su casa es toda una experiencia que merece la pena repetir y disfrutar. Se preocupa de cuidar los detalles para que todos consigamos desconectar por completo del mundo. Velas perfumadas, música relajante, comida sabrosa, y si es posible, móviles desconectados. Nací para ser un vagabundo. Era más feliz cuando no tenía nada. Entonces tenía una gabardina con los bolsillos grandes. Llevaba en ellos un par de calcetines, una edición abreviada de Shakespeare y una botella de whisky. Era feliz, no quería nada y no tenía responsabilidades. (William Faulkner, ganador del premio Nobel). No nos hace falta irnos muy lejos para aprender de las personas. Tengo otro amigo que su mayor motivación es sencillamente disfrutar todo lo que pueda de cada momento y de las personas a las que quiere. Si tuviese que crearle un mensaje publicitario creo que sería algo así: “Con un Gin Tonic en la mano y la sonrisa de mis amigos, soy feliz, y no precisamente en ese orden”. La vida se exprime y se bebe disfrutando cada una de sus gotas. Las pequeñas cosas aportan una felicidad infinita si podemos verlas y sentirlas con claridad. Sueños y deseos que llenan de plenitud nuestro día, bienvenidos, pero bienvenidos también los momentos y simples placeres que nos puede aportar cada latido de nuestro existir. Porque hoy son gratis, pero mañana pueden no seguir ahí, y es ahora el momento de disfrutar y sentir. La-felicidad-de-las-cosas-sencillas Good life Play Conviértete en tu propia referencia a superar Aquellos que más crecen y progresan en la vida no son los que se fijan en ser mejores que los demás, sino los que se fijan en ser cada día mejores que ellos mismos. Empresas de gran éxito y liderazgo como Intel tienen el enfoque de que sus nuevos productos dejen obsoletos a sus productos anteriores. Se consideran a ellas mismas como su máximo competidor, y su objetivo es superarse cada vez más. Solo así consiguen mantener su posición de liderazgo sin caer en la complacencia del éxito que les haría ser superados por los rivales. Deja de fijarte en los demás y tómate a ti mismo/a como referente a superar. Día a día y paso a paso, con ilusión y entusiasmo, superando tus propias fortalezas y debilidades internas. Así tus sueños, éxitos o deseos pasarán de ser anhelos buscados, a consecuencias encontradas. Todo está en tus manos: sueña, aprende, vive y actúa. Eso es cambio. Los cambios acompañan cambios en las metas, objetivos e ilusiones, y en cómo podemos conseguir lo que nos propongamos. Un nuevo trabajo, un nuevo proyecto, una mejora personal. Hacen que nos imaginemos luchando o cumpliendo dichas metas. Entonces el entusiasmo y la motivación se renuevan porque tienes un nuevo camino que recorrer, algo nuevo por lo que vivir. De ahí que esos malos momentos por los que podamos pasar deban ser momentos de reflexión que nos lleven a nuevos objetivos personales o profesionales, o simplemente seguir con lo que hacemos pero ilusionarnos por hacerlo mejor. A veces tendemos a juzgar y juzgarnos al mismo tiempo que buscamos toda clase de excusas para justificar que no estemos donde deseamos. Gandhi dijo: Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo. Es muy fácil quejarse de que nuestra vida no sea nuestro ideal soñado. Es muy fácil buscar y analizar toda clase de factores externos o echar la culpa a otras personas de nuestros fracasos. Encontramos un problema y nos ponemos las gafas de la infelicidad, ya solo podemos ver la vida a través del reflejo de ese problema. Y así podemos pasar años y años, siendo infelices porque nuestra ceguera nos impide mirar más allá, hacia la inmensa belleza que rodea nuestras vidas. Carecer de un objetivo es el peor enemigo del éxito. Visualiza el cambio. Recuerda aquellos sueños que dejaste atrás o vuelve a crear nuevos sueños y objetivos que desees tanto personales como profesionales. Imagínate cargado de alegría cumpliéndolos. Tus sueños darás alas a tus acciones para que todos los cambios que quieras hacer en tu vida se produzcan. Todo está en tus manos: sueña, aprende, vive y actúa. ¡Eso es cambio!. Si te quedan energías para seguir adelante con un poquito más de lectura, te recomiendo que leas mi artículo sobre cómo nos afecta el condicionamiento clásico o el desarrollo personal desde el enfoque de la fórmula 1 (también encontrarás el vídeo), para complementar lo que has aprendido en este. Recuerda que también puedes preguntarme o comentar lo que quieras dejando un comentario. ¡Un saludo y hasta la próxima!

domingo, 22 de marzo de 2015

la nueva educación...

Tomado de: http://actualidad.economiabasadaenrecursos.co/la-educacion-que-tenemos-roba-a-los-jovenes-la-conciencia-el-tiempo-y-la-vida-entrevista-con-claudio-naranjo/ “La educación que tenemos roba a los jóvenes la conciencia, el tiempo y la vida” -entrevista con Claudio Naranjo dic 08, 2014 0 Comments 2 votos Cuando uno escucha a este psiquiatra chileno da la sensación de estar frente al Jean-Jacques Rousseau de nuestro tiempo. Foto: planosinfin.com Foto: planosinfin.com Cuenta que estaba bastante dormido hasta que en los años 60 se fue a vivir a EE.UU., allí fue discípulo de Fritz Perls, uno de los grandes terapeutas del siglo XX y formó parte del equipo del Instituto Esalen en California. Allí tuvo grandes experiencias en el mundo terapéutico y en el mundo espiritual. Contactó con el sufismo y se convirtió en uno de los introductores de Eneagrama en occidente. También bebió del budismo tibetano y el zen. Claudio Naranjo ha dedicado su vida a la investigación y a la docencia en Universidades como Hardvard y Berkeley. Ha fundado el programa SAT, una integración de la terapia Gestalt, el Eneagrama y la Meditación para enriquecer la formación de profesores. En este momento está lanzando un aviso muy contundente: o cambiamos la educación o este mundo se va a pique. -Dices que para cambiar el mundo hay que cambiar la educación ¿cuál es la problemática de la educación y cuál es tu propuesta? -La problemática en la educación no es de ninguna manera la que a los educadores les parece que es. Creen que los estudiantes ya no quieren lo que se les ofrece. A la gente se le quiere forzar a una educación irrelevante y se defiende con trastornos de la atención, con desmotivación. Yo pienso que la educación no está al servicio de la evolución humana sino de la producción o más bien de la socialización. Esta educación sirve para domesticar a la gente de generación en generación para que sigan siendo unos corderitos manipulables por los medios de comunicación. Esto es socialmente un gran daño. Se quiere usar la educación como una manera de meter en la cabeza de la gente una manera de ver las cosas que le conviene al sistema, a la burocracia. Nuestra mayor necesidad es la de una educación para evolucionar, para que la gente sea lo que podría ser. La crisis de la educación no es una crisis más entre las muchas crisis que tenemos, sino que la educación está en el centro del problema. El mundo está en una crisis profunda porque no tenemos una educación para la conciencia. Tenemos una educación que en cierto modo le está robando a la gente su conciencia, su tiempo y su vida. El modelo de desarrollo económico de hoy ha eclipsado el desarrollo de la persona. -¿Cómo sería una educación para que seamos seres completos? -La educación enseña a la gente a pasar exámenes, no a pensar por si misma. En un examen no se mide la comprensión, se mide la capacidad de repetir. ¡Es ridículo, se pierde una cantidad tan grande de energía! En lugar de una educación para la información, se necesitaría una educación que se ocupe del aspecto emocional y una educación de la mente profunda. A mi me parece que estamos presos entre una alternativa idiota, que es la educación laica y una educación autoritaria que es la educación religiosa tradicional. Está bien separar Estado e Iglesia pero, por ejemplo en España, han echado por la borda el espíritu como si religión y espíritu fueran la misma cosa. Necesitamos que la educación atienda también a la mente profunda. -¿Cuándo hablas de espiritualidad y de mente profunda a qué te refieres exactamente? -Tiene que ver con la conciencia misma. Tiene que ver con aquella parte de la mente de la que depende el sentido de la vida. Se está educando a la gente sin ese sentido. Tampoco es la educación de valores porque la educación de valores es demasiado retórica e intelectual. Los valores deberían ser cultivados a través de un proceso de transformación de la persona y esta transformación está muy lejos de la educación actual. La educación también tiene que incluir un aspecto terapéutico. Desarrollarse como persona no se puede separar del crecimiento emocional. Los jóvenes están muy dañados afectiva y emocionalmente por el hecho de que el mercado laboral se traga a los padres y ya no tienen disponibilidad para los hijos. Hay mucha carencia amorosa y muchos desequilibrios en los niños. No puede aprender intelectualmente una persona que está dañada emocionalmente. Lo terapéutico tiene mucho que ver con devolverle a la persona la libertad, la espontaneidad y la capacidad de conocer sus propios deseos. El mundo civilizado es un mundo domesticado y la enseñanza y la crianza son instrumentos de esa domesticación. Tenemos una civilización enferma, los artistas se dieron cuenta hace mucho tiempo y ahora cada vez más los pensadores. -A la educación parece solo interesarle desarrollar la parte racional de la gente ¿Qué otras cosas podrían desarrollarse? -Yo pongo énfasis en que somos seres con tres cerebros: tenemos cabeza (cerebro intelectual), corazón (cerebro emocional) y tripas (cerebro visceral o instintivo). La civilización está íntimamente ligada por la toma de poder por el cerebro racional. Con el momento en que los hombres predominaron en el dominio político, unos 6000 años atrás, se instaura esto que llamamos civilización. Y no es solamente el dominio masculino ni el dominio de la razón sino también de la razón instrumental y práctica, que se asocia con la tecnología; es este predominio de la razón instrumental sobre el afecto y sobre la sabiduría instintiva lo que nos tiene tan empobrecidos. La plenitud la puede vivir sólo una persona que tiene sus tres cerebros en orden y coordinados. Desde mi punto de vista necesitamos una educación para seres tri-cerebrados. Una educación que se podría llamar holística o integral. Si vamos a educar a toda la persona, hemos de tener en cuenta que la persona no es solo razón. Al sistema le conviene que uno no esté tanto en contacto consigo mismo ni que piense por sí mismo. Por mucho que se levante la bandera de la democracia, se le tiene mucho miedo a que la gente tenga voz y tenga conciencia. La clase política no está dispuesta a apostar por la educación. -La educación nos sumerge en un mar de conceptos que nos separan de la realidad y nos aprisiona en nuestra propia mente ¿Cómo se puede salir de esa prisión? -Es una gran pregunta y es una pregunta necesaria en el mundo educacional. La idea de que lo conceptual sea una prisión requiere una cierta experiencia de que la vida es más que eso. Para uno que ya tiene el interés en salir de la prisión de lo intelectual, es muy importante la disciplina de detener la mente, la disciplina del silencio, como se practica en todas las tradiciones espirituales: cristianismo, budismo, yoga, chamanismo… Parar los diálogos internos en todas las tradiciones de desarrollo humano ha sido visto como algo muy importante. La persona necesita alimentarse de otra cosa que conceptos. La educación quiere encerrar a la persona en un lugar donde se la somete a una educación conceptual forzada, como si no hubiera otra cosa en la vida. Es muy importante, por ejemplo, la belleza. La capacidad de reverencia, de asombro, de veneración, de devoción. No tiene que ver necesariamente con una religión o con un sistema de creencias. Es una parte importante de la vida interior que se está perdiendo de la misma manera en que se están perdiendo los espacios bellos de la superficie de la Tierra, a medida que se construye y se urbaniza. -Precisamente quería preguntarte tu opinión sobre la crisis ecológica que vivimos. -Es una crisis muy evidente, es la amenaza más tangible de todas. Se puede prever fácilmente que con el calentamiento de la Tierra, con el envenenamiento de los océanos y otros desastres que están pasando, no vamos a poder sobrevivir tantas personas como las que somos ahora. Estamos viviendo gracias al petróleo y consumimos más recursos de los que la tierra produce. Es una cuenta atrás. Cuando se nos acabe el combustible será un desastre para el mundo tecnológico que tenemos. La gente a la que llamamos más primitiva como los indígenas tienen una forma de tratar a la naturaleza que no viene del sentido utilitario. En la ecología como en la economía y otras cosas, hemos querido prescindir de la conciencia y funcionar sólo con argumentos racionales y eso nos está llevando al desastre. La crisis ecológica sólo puede pararse con un cambio de corazón, verdadera transformación, que sólo la puede dar un proceso educativo. Por eso no tengo mucha fe ni en las terapias ni en las religiones. Solo una educación holística podría prevenir el deterioro de la mente y del planeta. -¿Podríamos decir que has encontrado un equilibrio en tu vida a esas alturas? -Yo diría que cada vez más, aunque no he terminado el viaje. Soy una persona que tiene mucha satisfacción, la satisfacción de estar ayudando al mundo en el que estoy. Vivo feliz, si se puede ser feliz en esa situación trágica en la que estamos todos. -Desde tu experiencia, tu trayectoria y tu madurez, ¿cómo procesas el hecho de la muerte? -En todas las tradiciones espirituales se aconseja vivir con la muerte al lado. Hay que hacerse a esa evidencia de que somos mortales y creo que el que toma la muerte en serio no será tan vano. No tienes tanto miedo a cosas pequeñas cuando hay una cosa grande de la cual preocuparte más. Yo creo que la muerte sólo puede superarla uno que en cierto modo muere antes de morir. Uno tiene que morir a la parte mortal, a la parte intrascendente. Los que tienen suficiente tiempo y vocación y que llegan suficientemente lejos en este viaje interior se encuentran tarde o temprano con su verdadero ser. Y ese ser interior o ese ser lo que uno es, es algo que no tiene tiempo y que le da a una persona una cierta paz o un sentido de invulnerabilidad. Estamos muy absortos en nuestra vida cotidiana, en nuestros pensamientos de alegría, tristeza, etc… No estamos en nosotros, no estamos atentos a quien somos. Para eso necesitamos estar muy en sintonía a nuestra experiencia del momento. Esta es la condición humana, estamos viviendo hacia el pasado y el futuro, el aspecto horizontal de nuestra vida. Pero poco atentos a la dimensión vertical de nuestra vida, el aspecto más alto y más profundo, eso es el espíritu y es nuestro ser y la llave para acceder es el aquí y ahora. A veces vamos en busca del ser y a veces nos confundimos en la búsqueda de otras cosas menos importantes como la gloria. Imagen: Entrevista a Claudio Naranjo, psiquiatra chileno Autor: Alberto D. Fraile Oliver – Fuente: Fundación Claudio Naranjo

lunes, 9 de marzo de 2015

La causa de las adicciones no sería la que se ha creído

Tomado de: http://www.semana.com/vida-moderna/articulo/la-causa-de-las-adicciones-no-seria-la-que-se-ha-creido/419902-3 La causa de las adicciones no sería la que se ha creído Las adicciones han llevado a muchos mitos y malentendidos. Una investigación a fondo en el tema habría llegado a una solución alentadora. El Huffington Post y su versión en español publicaron un extenso artículo que ha llamado la atención de la comunidad científica, de los consumidores de drogas y de quienes han padecido de cerca el flagelo de la adicción, en otras palabras, del mundo entero. El texto fue escrito por el británico Johann Hari, autor de un reciente libro titulado Chasing The Scream: The First and Last Days of the War on Drugs (‘Persiguiendo del grito: los primeros y últimos días de la guerra contra las drogas’), quien viajó durante casi cuatro años por Estados Unidos, México, Canadá, Uruguay y Portugal para lograr esta investigación. La historia empezó hace un siglo, cuando se prohibieron por primera vez las drogas. En todo este tiempo ha existido una versión dominante sobre la causa de la adicción. “Si comprendemos esta nueva historia, tendremos que cambiar mucho más que la guerra contra las drogas. Tendremos que cambiarnos a nosotros mismos”, advierte Johann Hari en los primeros párrafos de su artículo. Una teoría se incrustó en miles de mentes a raíz de un experimento con ratas y de una famosa publicidad. El experimento era simple: una rata en una jaula con dos botellas de agua. Una de ellas sólo con agua y la otra con heroína o cocaína diluida. La gran mayoría de ratas se obsesionaban con el agua con droga y tomaban más hasta morir. Al final, el anuncio publicitario que mostraba el experimento advertía: “Una sola droga es tan adictiva que nueve de cada 10 ratas de laboratorio la consumirán. Cada vez más. Hasta la muerte. Se llama cocaína. Y puede hacerle lo mismo a usted”. En los años setenta, un profesor de Psicología de Vancouver llamado Bruce Alexander descubrió un elemento particular de este experimento: que la rata está sola en la jaula. Es decir, no tiene nada qué hacer además de consumir drogas. Entonces, el profesor construyó un ‘parque para ratas’ (Rat Park): una jaula con todas las diversiones necesarias (pelotas de colores, comida, túneles para corretear y muchos ‘amigos’) y los mismos dos envases de agua con droga y sin droga. En el ‘parque para ratas’ todas probaron los dos botes de agua, pero lo que sucedió fue diferente. A las ratas que llevaban una buena vida no les gustó el agua con droga. En general, evitaban beberla y consumían menos de un cuarto de la cantidad que tomaban las ratas cuando estaban aisladas. Ninguna murió. Mientras que las ratas que estaban solas se hicieron adictas, no le ocurrió lo mismo a ninguna de las que vivía en este tipo de entorno. “Al principio pensé que era sólo una particularidad de las ratas, hasta que descubrí que al mismo tiempo estaba teniendo lugar un experimento equivalente en humanos”, dice Hari, quien compara lo sucedido con la Guerra de Vietnam. Se ha dicho que en Vietnam consumir heroína era “tan común como mascar chicle”. Un 20% de los soldados estadounidenses había desarrollado adicción a la heroína allí, según un estudio publicado en los Archivos de Psiquiatría General. No obstante, un 95% de los soldados adictos –de acuerdo con el mismo estudio– dejó las drogas al volver a casa. Muy pocos necesitaron ir a centros de rehabilitación. Siguiendo la metáfora: pasaron de una terrorífica jaula a un lugar agradable. Así el autor llega a la hipótesis de que la adicción es una cuestión de adaptación. “No es la persona. Es su jaula”, dice Hari. Después de la primera fase del ‘parque para ratas’, el profesor canadiense Bruce Alexander continuó con sus pruebas. Repitió los primeros experimentos, en los que las ratas estaban solas y consumían la droga de forma compulsiva durante 57 días. Luego las sacó del aislamiento y las situó en el ‘parque para ratas’. Quería probar si al caer en ese estado de adicción el cerebro está tan químicamente habituado que le es indispensable consumir. De nuevo, lo que ocurrió fue sorprendente. Parecía que las ratas tenían síntomas de abstinencia, pero pronto dejaron de consumir tantas drogas y volvieron a llevar una vida normal. El ‘parque para ratas’ las salvó. Si los experimentos con ratas (que han llevado a otros miles de descubrimientos mundiales) se aplicaran con humanos, toda la teoría sobre las adicciones que existe hasta el momento sería cuestionable, pues la solución no estaría en la relación del sujeto con la droga sino en el entorno del sujeto. Hari explica este nuevo enfoque con otro ejemplo: “Si una persona sale hoy a correr y se rompe la cadera, probablemente le den diamorfina, el nombre médico de la heroína. La heroína que le da el médico tiene una pureza y potencia mucho mayor que la de la heroína que se consigue en la calle. Por tanto, si la antigua teoría de la adicción es cierta –que las drogas en sí la provocan y hacen que el cuerpo las necesite–, entonces lo obvio sería que al salir del hospital, las personas necesitaran más heroína para satisfacer su vicio”, su adicción. El asunto es que eso no ocurre. El doctor canadiense Gabor Mate explica que los ‘consumidores clínicos’ dejan la droga sin problema, a pesar de que hayan consumido las sustancias durante meses. Sin embargo, la misma droga, utilizada durante el mismo período de tiempo, en la calle, convierte a los usuarios en adictos desesperados. De manera que, de nuevo, se llega a la explicación inicial: los adictos ‘de la calle’ son como las ratas de la primera jaula: aislados, solos, con una sola vía de escape, sin esperanzas ni motivaciones. El paciente médico, en cambio, es como las ratas de la segunda jaula. Vuelve a casa a una vida rodeada por la gente que ama. En sus palabras, “la droga es la misma, pero el entorno es diferente”. Aquí viene la propuesta alentadora y el quid del asunto: “El profesor Peter Cohen defiende que los seres humanos tienen una necesidad profunda de apego y de crear vínculos afectivos. Es así como obtenemos satisfacción. Si no podemos conectarnos con las personas, nos conectaremos con cualquier cosa que encontremos: el zumbido de una ruleta o el pinchazo de una jeringa. Entonces propone que dejemos de hablar de ‘adicción’ y empecemos a hablar de ‘apego’. Un adicto a la heroína se ha adherido a ella porque no ha podido vincularse con otra cosa hasta ese punto”, explica Hari, “por tanto, lo opuesto a la adicción no es la sobriedad. Es la relación que se tiene con los seres humanos que nos rodean”. En los casos de la adicción al juego, al sexo o a otras actividades en las que no hay un componente químico adictivo determinante, también existe una explicación sólida. El cigarrillo, uno de los hábitos más adictivos y que más mata gente alrededor del mundo, contiene nicotina, esa es la sustancia que genera la adicción. En los noventa, cuando se crearon los parches de nicotina, creció el optimismo para los fumadores, pues podrían saciar su adicción sin sufrir los efectos perjudiciales de fumar. “El Departamento del Cirujano General reveló que el 17,7% de los fumadores son capaces de dejarlo usando parches de nicotina. Esto tiene su importancia. Si las sustancias químicas llevan al 17,7% de la adicción, como esto demuestra, son millones de vidas arruinadas a nivel mundial. Esto significa que la historia que nos han contado de que la causa de la adicción son las sustancias adictivas es verdadera, pero es sólo una pequeña parte de un panorama mucho más amplio”. La mayor distorsion de la guerra contra las drogas viene de creer que se necesitan erradicar físicamente un montón de sustancias químicas que afectan el cerebro humano y provocan adicción. Pero si las drogas no son la causa de la adicción –si es el desapego lo que la provoca–, el horizonte es otro. Hay una alternativa. Se puede construir un sistema diseñado para ayudar a los adictos a reconectarse con el mundo y dejar atrás sus adicciones. Los seres humanos son animales de vínculos, de relaciones. En últimas no es exagerado decir que la alegría se reduce a las relaciones sociales. Necesitamos amor en el sentido amplio de la palabra. “Bruce Alexander, el creador del ‘parque de ratas’, me dijo que durante mucho tiempo hemos estado hablando exclusivamente de la recuperación de la adicción de forma individual. Ahora tenemos que hablar de la recuperación social, el modo en que todos nos recuperamos, unidos, de la enfermedad del aislamiento que nos invade como una espesa niebla”, relata el periodista autor del estudio. “Amar a un adicto es realmente difícil. Cuando miraba a los adictos que quiero, siempre estaba tentado a seguir los consejos por los realities como Intervención (adviértele al adicto que se tiene que recuperar o deshazte de él)”, confiesa Hari, quien ha vivido muy de cerca los traumas de la adicción a las drogas. El mensaje que se sugiere es evitar a los adictos, dejarlos ‘tocar fondo’ hasta que se vean obligados a dejar las drogas habiendo llegado al punto más hondo del sufrimiento. “Esa es la lógica de la guerra contra las drogas, importada a las vidas privadas. No obstante, aprendí que así sólo acrecentará su adicción y acabarás perdiéndolos. Llegué a mi casa decidido a unirme más que nunca a los adictos que conocía, para hacerles saber que los quiero de forma incondicional, independientemente de si dejan o no las drogas”.