jueves, 23 de abril de 2015

PSICONEUROINMUNOLOGÍA: LO QUE EL CORAZÓN QUIERE, LA MENTE SE LO MUESTRA

Tomado de: http://memoriaemocional.com/psiconeuroinmunologia-lo-que-el-corazon-quiere-la-mente-se-lo-muestra/ PSICONEUROINMUNOLOGÍA: LO QUE EL CORAZÓN QUIERE, LA MENTE SE LO MUESTRA By Edgar March 5, 2015 Comments Off on Psiconeuroinmunología: Lo que el corazón quiere, la mente se lo muestra 330 Psiconeuroinmunología: Lo que el corazón quiere, la mente se lo muestra Hasta ahora lo decían los iluminados, los meditadores y los sabios; ahora también lo dice la ciencia: son nuestros pensamientos los que en gran medida han creado y crean continuamente nuestro mundo. “Hoy sabemos que la confianza en uno mismo, el entusiasmo y la ilusión tienen la capacidad de favorecer las funciones superiores del cerebro. La zona prefrontal del cerebro, el lugar donde tiene lugar el pensamiento más avanzado, donde se inventa nuestro futuro, donde valoramos alternativas y estrategias para solucionar los problemas y tomar decisiones, está tremendamente influida por el sistema límbico, que es nuestro cerebro emocional. Por eso, lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando”. Hay que entrenar esa mente. “Tengo 48 años. Nací y vivo en Madrid. Estoy casado y tengo tres niños. Soy cirujano general y del aparato digestivo en el Hospital de Madrid. Hay que ejercitar y desarrollar la flexibilidad y la tolerancia. Se puede ser muy firme con las conductas y amable con las personas. Soy católico. Acabo de publicar Madera líder (Empresa Activa) IMA SANCHÍS – 18/10/ 2004 “ – Más de 25 años ejerciendo de cirujano. ¿Conclusión? -Puedo atestiguar que una persona ilusionada, comprometida y que confía en sí misma puede ir mucho más allá de lo que cabría esperar por su trayectoria. – ¿Psiconeuroinmunobiología? -Sí, es la ciencia que estudia la conexión que existe entre el pensamiento, la palabra, la mentalidad y la fisiología del ser humano. Una conexión que desafía el paradigma tradicional. El pensamiento y la palabra son una forma de energía vital que tiene la capacidad (y ha sido demostrado de forma sostenible) de interactuar con el organismo y producir cambios físicos muy profundos. – ¿De qué se trata? -Se ha demostrado en diversos estudios que un minuto entreteniendo un pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante seis horas. El distrés, esa sensación de agobio permanente, produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal. – ¿Qué tipo de cambios? -Tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo. Y afecta a nuestra capacidad intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas. – ¿Tenemos recursos para combatir al enemigo interior, o eso es cosa de sabios? -Un valioso recurso contra la preocupación es llevar la atención a la respiración abdominal, que tiene por sí sola la capacidad de producir cambios en el cerebro. Favorece la secreción de hormonas como la serotonina y la endorfina y mejora la sintonía de ritmos cerebrales entre los dos hemisferios. – ¿Cambiar la mente a través del cuerpo? -Sí. Hay que sacar el foco de atención de esos pensamientos que nos están alterando, provocando desánimo, ira o preocupación, y que hacen que nuestras decisiones partan desde un punto de vista inadecuado. Es más inteligente, no más razonable, llevar el foco de atención a la respiración, que tiene la capacidad de serenar nuestro estado mental. – ¿Dice que no hay que ser razonable? -Siempre encontraremos razones para justificar nuestro mal humor, estrés o tristeza, y esa es una línea determinada de pensamiento. Pero cuando nos basamos en cómo queremos vivir, por ejemplo sin tristeza, aparece otra línea. Son más importantes el qué y el porqué que el cómo. Lo que el corazón quiere sentir, la mente se lo acaba mostrando. – Exagera. -Cuando nuestro cerebro da un significado a algo, nosotros lo vivimos como la absoluta realidad, sin ser conscientes de que sólo es una interpretacion de la realidad. – Más recursos…. -La palabra es una forma de energía vital. Se ha podido fotografiar con tomografía de emisión de positrones cómo las personas que decidieron hablarse a sí mismas de una manera más positiva, específicamente personas con transtornos psiquiátricos, consiguieron remodelar físicamente su estructura cerebral, precisamente los circuitos que les generaban estas enfermedades. – ¿Podemos cambiar nuestro cerebro con buenas palabras? -Santiago Ramon y Cajal, premio Nobel de Medicina en 1906, dijo una frase tremendamente potente que en su momento pensamos que era metáforica. Ahora sabemos que es literal: “Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”. – ¿Seguro que no exagera? -No. Según cómo nos hablamos a nosotros mismos moldeamos nuestras emociones, que cambian nuestras percepciones. La transformación del observador (nosotros) altera el proceso observado. No vemos el mundo que es, vemos el mundo que somos. – ¿Hablamos de filosofía o de ciencia? -Las palabras por sí solas activan los núcleos amigdalinos. Pueden activar, por ejemplo, los núcleos del miedo que transforman las hormonas y los procesos mentales. Científicos de Harward han demostrado que cuando la persona consigue reducir esa cacofonía interior y entrar en el silencio, las migrañas y el dolor coronario pueden reducirse un 80%. – ¿Cuál es el efecto de las palabras no dichas? -Solemos confundir nuestros puntos de vista con la verdad, y eso se transmite: la percepción va más allá de la razón. Según estudios de Albert Merhabian, de la Universidad de California (UCLA), el 93% del impacto de una comunicación va por debajo de la conciencia. – ¿Por qué nos cuesta tanto cambiar? -El miedo nos impide salir de la zona de confort, tendemos a la seguridad de lo conocido, y esa actitud nos impide realizarnos. Para crecer hay que salir de esa zona. – La mayor parte de los actos de nuestra vida se rigen por el inconsciente. -Reaccionamos según unos automatismos que hemos ido incorporando. Pensamos que la espontaneidad es un valor; pero para que haya espontaneidad primero ha de haber preparación, sino sólo hay automatismos. Cada vez estoy más convencido del poder que tiene el entrenamiento de la mente. – Deme alguna pista. – Deme alguna pista. -Cambie hábitos de pensamiento y entrene su integridad honrando su propia palabra. Cuando decimos “voy a hacer esto” y no lo hacemos alteramos físicamente nuestro cerebro. El mayor potencial es la conciencia. – Ver lo que hay y aceptarlo. -Si nos aceptamos por lo que somos y por lo que no somos, podemos cambiar. Lo que se resiste persiste. La aceptación es el núcleo de la transformación. Descodificación biologica, Psiconeuroinmunología ⇐ La Cuarentena Es Necesaria Para Una Nueva Toma De Conciencia

viernes, 17 de abril de 2015

disciplina educativa para estudiantes: Nuevo Método

TRomado de:http://www.infobae.com/2014/03/22/1552096-pedagogia-la-exigencia-el-metodo-que-lanza-la-fama-un-joven-profesor "Pedagogía de la exigencia": el método que lanza a la fama a un joven profesor Claudia Peiró Por: Claudia Peiró Enseña en un liceo de París a chicos carenciados que la sociedad condena a un fracaso al cual él no se resigna. Su decisión de volver a los métodos tradicionales da resultados y atrae la atención mediática Facebook Twitter Linkedin Google E-mail Imprimir AnteriorSiguiente 3 de 3 1 de 3 2 de 3 3 de 3 1 de 3 Jérémie Fontanieu no inventó nada nuevo. Lo suyo es la "vieja escuela": disciplina, esfuerzo, exigencia y evaluaciones periódicas; conceptos que cierta pedagogía moderna ha convertido en malas palabras, con resultados que están a la vista, tanto en Francia como en Argentina, dos de los países que año a año retroceden en las pruebas PISA. La revista Cahiers Pédagogiques entrevistó a este profesor que, con sólo 25 años de edad y 3 de experiencia docente, no teme ir contra la corriente pedagógica dominante que considera que presionar a los alumnos es autoritarismo. Fontanieu enseña Ciencias Económicas y Sociales a estudiantes de los últimos años del liceo Eugène Delacroix, en la localidad de Drancy, una zona "desfavorecida" del gran París, de esas a las que las autoridades educativas y políticas suelen abandonar a su suerte por considerarlas inevitablemente condenadas a la marginalidad. En rebelión abierta contra ese fatalismo, Fontanieu se fijó como meta lograr que todos sus alumnos aprueben el bachillerato, sin excepción. (En Francia, el título secundario no se obtiene por promoción sino a través de un examen al concluir la cursada del último año). En la universidad, dice este graduado de Ciencias Políticas, "consumió mucho Pierre Bourdieu", el sociólogo que expuso los mecanismos de reproducción de las jerarquías sociales. Pero él decidió luchar para quebrar esa lógica que condena al hijo de pobre al fracaso escolar. "En la facultad descubro el mundo escolar a través de Bourdieu, pero luego me vuelvo profe y veo que tiene razón pero yo me digo: el mundo es como es, ¿lo acepto? Yo quiero una escuela que recupere su rol de ascensor social". "Por un lado están las desigualdades sociales, el racismo, la discriminación; parte del fracaso escolar se debe a la sociedad, innegablemente –explicó Jérémie en una entrevista radial-. Pero también hay una parte muy importante que es la responsabilidad individual, qué hacemos con nosotros mismos. Yo pongo a mis alumnos a es-tu-diar. Y hay una diferencia colosal entre el momento en que empiezan y cuando le toman el gusto al estudio e interiorizan la ambición. O sea, está el sistema, pero hay espacio para llegar luchando, y cuanto más obstáculos a vencer, más bella es la victoria". En el liceo de Drancy, constató "mucho abandono y resignación en chicos que sienten que están condenados al fracaso y entonces no estudian". Y acá entra la responsabilidad de la escuela, muchas veces eludida por maestros y autoridades con el argumento de la no coerción y la libertad de los alumnos. Jérémie se coloca en las antípodas de esta actitud. "Yo quiero torcerles el brazo a los determinismos sociales, dice. Estos chicos no tienen método ni disciplina de estudio, pero no es sorprendente, tampoco yo lo tenía a su edad. Pero yo vengo de un medio burgués, hice Ciencias Políticas porque pude ir a una preparatoria paga. En este barrio, o llegan por la escuela o les será muy difícil". Está convencido de que el bachillerato es accesible a todos, pese al panorama desolador: estudiantes desmotivados, poco dispuestos a trabajar, proclives a la violencia verbal y la falta de respeto. En un distrito que, además, tiene históricamente resultados por debajo del promedio. No importa: él quiere devolverles el gusto por el estudio, aún apelando a la "mano dura", como dice con ironía. De a poco, se gana la confianza de sus estudiantes. Y la de los padres. Y luego también de sus colegas cuya cooperación considera esencial. Tolerancia cero "Constaté la falta de trabajo y mi respuesta fue algo brutal, simple", admite. Ahora bien, si todos los profesores les piden a los alumnos que estudien, ¿cuál es la diferencia en su caso? No hay magia en su método, ni rebuscadas teorías pedagógicas: se trata de hacerlos "trabajar". Algo nada sencillo en un ambiente como el de Drancy. Pero él apela a métodos de la vieja escuela: tolerancia cero para toda indisciplina, pruebas semanales, nada de regalar nota, más bien al revés. Si un alumno decae en su rendimiento, él envía un mensaje a los padres. Consciente de que el chico que no tiene respaldo familiar no hará los deberes en casa o no los hará bien, y que ésa es otra fuente de inequidad, él controla los avances en el aprendizaje semana a semana. Toma prueba todos los lunes, justo el día en que suele arrastrarse hasta la escuela el relajamiento del fin de semana. "Soy pragmático, no tengo ideología. Les meto presión a los alumnos, grito, llamo a los padres -dice sin prurito-. Una calificación dura, semanal, un punto descontado por cada respuesta incorrecta: eso funciona como electroshock para alumnos acostumbrados a zafar con una nota media. Al cabo de un tiempo, si no estudian, les pido a los padres que los priven de salida un fin de semana o que les quiten el celular". Le preguntan si eso no es "infantilizar" a chicos que ya son casi adultos. Él responde, categórico: "Son niños, los tomo como lo que son, no es peyorativo, son irresponsables. ¿Qué hacemos frente a la falta de esfuerzo? ¿Los dejamos librados a su suerte? Me dicen: 'caramba, te comportas como un padre, ya son grandes, tienen 16, 17'. Sí, me gustaría que fuesen grandes e hiciesen las cosas por sí mismos, pero no es el caso. La idea es que, a la larga, sean autónomos. Al comienzo, mis clases son la colimba, y yo tengo reputación de nazi, reaccionario, profe horrible... Pero de a poco empiezan a interiorizar la norma y le toman el gusto porque ven que cuando estudian tienen resultados. De a poco se afloja la presión y pueden volar por sí mismos. La autonomía se conquista de a poco". Los alumnos de Jérémie, que al comienzo protestaron por su rigidez, hoy valoran un sistema que los hace progresar, y son los mejores defensores y propagandistas del sistema de este singular profesor. Le preguntaron a una de sus estudiantes, Nesrine, si había oído hablar de Bourdieu. "Sí, sí. Pero yo creo que Bourdieu sólo hace una constatación, nosotros queremos cambiar las cosas, salir adelante", respondió mostrando hasta qué punto está compenetrada con los objetivos de su profesor. Fontanieu les exige porque confía en su capacidad para lograrlo y eso los estudiantes y los padres lo van sintiendo y se convierte en un estímulo adicional. La disciplina no concierne sólo al estudio: "No tolero clanes ni comentarios negativos, ni llegadas tarde". Tampoco que sean groseros. "La violencia verbal de los alumnos es el síntoma de una relación con el mundo y con los otros particularmente brutal e irrespetuosa, y que me indigna", explica Fontanieu. Además, señala, es un lenguaje que les cierra puertas, que refuerza los clichés que el resto de la sociedad tiene sobre los jóvenes de barrios humildes. Algunos detractores de esta "pedagogía de la exigencia", que pone tanto el acento en metas y logros, dicen que fomenta el individualismo. Pero en las clases de este profesor sucede todo lo contrario. "No es individualismo, replicó por ejemplo, Anaïs, tenemos un espíritu colectivo y pensamos mucho en los demás, deseamos realmente que todos lo logren". "Estamos muy unidos, dice Farah, nos ayudamos unos a otros. Somos solidarios, queremos lograrlo todos, no individualmente". Aunque no es pedagogo y su método es intuitivo, si le da resultados, a Jérémie le gustaría que se difunda. "A los alumnos del último año les digo que estamos haciendo algo que nos supera, y que si mañana logramos que los 35 aprueben, o sea 100% de eficacia, esta experiencia podrá replicarse". Habrá demostrado que está en lo cierto, que no es inevitable que estos chicos, hijos de obreros poco calificados, de desocupados, de inmigrantes mal integrados, fracasen en la escuela. Quiere que los investigadores y expertos vengan a ver su clase, y "respalden esta escuela del éxito basado en la certeza de que todos pueden lograrlo negándose a seguir los caminos que la fatalidad les ha trazado". Polémica pedagógica Desde que Francia salió mal parada de las últimas pruebas PISA, estalló la polémica. En el banquillo, los cultores del pedagogismo constructivista, que postula que el alumno construye su propio saber y que el maestro no es el dueño del conocimiento, lo que ha redundado en deslegitimación de la función docente y relajamiento de la disciplina. Y hace tiempo también que muchos profesores –y casi todos los padres- desean la vuelta a una mayor sistematización en los estudios, a más contención y exigencia. A una escuela que vuelva a ser poderosa herramienta de igualación social. "Los estudiantes que apuestan en mayor medida al trabajo que al talento obtienen mejores puntajes en las pruebas de matemática", fue una de las conclusiones de Andrea Schleicher, responsable de Educación en la OCDE, y redactora del último informe PISA. Es el postulado de Jérémie: el que estudia, obtendrá resultados, sea cual sea su extracción social. "La pereza es el núcleo de la reproducción social, dice, parafraseando a Bourdieu. Sin esfuerzo, asistimos a la autodestrucción de sus vidas por parte de pibes de 15 años". La conclusión de la OCDE es significativa: el éxito es un asunto de creencia de que el trabajo y la perseverancia "pagan" más que la inteligencia o el talento innato. Otra docente de "zonas difíciles" dejó un mensaje para Fontanieu: "El director de un colegio me dijo una vez: 'usted no va a durar aquí si persiste en querer enseñar a sus alumnos'. Una triste renuncia por parte de algunos responsables de instituciones, enmascarada en un discurso pomposo e inepto. La consigna es 'no hagan olas'... entonces, ¡saludo la energía y el coraje de este profesor que embiste contra ese fatalismo!" Además de los libros de Bourdieu, fue también el gusto por el hip hop lo que llevó a este joven a los suburbios. Quería conocer de cerca el mundo del que surge esa música, de "dimensión sociológica interesante". Uno de sus temas favoritos es Banlieusards [los que viven en las afueras, algo así como suburbanos] de Kery James, que en una de sus estrofas sintetiza la filosofía que inspira su sistema pedagógico: Banlieusard y orgulloso de serlo / ¡No estamos condenados al fracaso! Al contrario, estamos condenados a triunfar / A cruzar las barreras, a construir carreras Mirá lo que lograron nuestros padres / Lo que soportaron para que tengamos educación ¿Qué sería de sus sacrificios? (...) Si arruinamos todo, ¿dónde está el respeto? / Si fracasamos, ¿dónde está el progreso? Cada hijo de inmigrante está en misión / Cada hijo de pobres debe tener ambición No puedes dejar que se evaporen tus sueños / En un hall lleno de humo Fumando sustancias que quiebran tu voluntad / Anestesian tus deseos y ahogan tus capacidades ¡Valemos más que eso! / Nada detiene a un banlieusard que lucha...

miércoles, 15 de abril de 2015

Superar la Preocupación...

Tomado de: http://justificaturespuesta.com/7-pautas-superar-estado-preocupacion/#more-9222 7 Pautas para superar cualquier estado de preocupación 13/04/2015 Escrito por Santiago 8 Comments El artículo de hoy tiene como finalidad enseñarte cómo afrontar una preocupación, enseñarte estrategias para dejar de preocuparte por aquello que en algún momento te priva de tu felicidad y te paraliza para llevar adelante una vida plena y satisfactoria. Para ello me he servido del libro de Wayne W. Dyer titulado Tus zonas erróneas, un libro que desde ya mismo te recomiendo. Así que no te entretengo más y paso a enseñarte qué trucos propone Wayne W. Dyer para dejar atrás cualquier preocupación y empezar a vivir tu vida con total plenitud. ¿Eres docente? ¡Ya somos más de 20.000 suscriptores! Preocupación Imagen extraída de Shutterstock Acerca de la preocupación. Creo que no puedo empezar este apartado de otra forma que formulando la siguiente pregunta: ¿Para qué sirve estar preocupado? En mi opinión me parece una pregunta que deberías hacerte cada vez que experimentas algún tipo de preocupación importante, porque ello te puede ayudar a tener una perspectiva de aquello que por una u otra razón te tiene angustiado. Hay personas que en esta vida deciden libremente vivir en un estado de preocupación permanente. No pueden evitarlo. Y es una auténtica lástima porque cada una de sus preocupaciones no hacen más que restarles libertad y felicidad. Es más, hay una gran número de personas que se preocupa por el futuro cuando sabemos que nadie es capaz de cambiarlo. Wayne W. Dyer en su libro Tus zonas erróneas define la preocupación de la siguiente manera: Sentimiento que te inmoviliza en el presente por cosas que pueden llegar a suceder en el futuro. Porque tener una preocupación no debe confundirse con hacer planes para el futuro. El síntoma principal de la preocupación es que se trata de un sentimiento paralizante, que inmoviliza a las personas en el presente por algo que sucederá en un futuro. Lamentablemente, la sociedad en la que vives se ha esforzado para que vivas en un estado de preocupación constante, alimentando tus miedos y tus inseguridades, para luego vendértelas en forma de productos y servicios. Incluso se ha llegado a relacionar la preocupación con el amor por los tuyos, es decir, el mensaje que esta sociedad alimenta es el siguiente: Si quieres a alguien, preocúpate por él. Para Wayne W. Dyer la preocupación se ha convertido en un mal endémico en esta sociedad. Ha llegado un punto en que muchas personas dejan de vivir el presente porque están atormentadas por un futuro que saben de antemano que es inamovible. Así que lo primero que has que hacer es tener claro que la preocupación no tiene por qué guardar relación con el amor. Otro de los grandes inconvenientes que supone estar preocupado es que en muchas ocasiones la preocupación por la que pasas es una preocupación sobre la que no tienes el más mínimo control. ¿Qué tipo de preocupaciones tienen las personas? Wayne W. Dyer realizó un interesantísimo estudio en el que pidió a un grupo considerable de personas que dijeran cuáles eran sus principales preocupaciones. El resultado fue realmente sorprendente porque muchas de las preocupaciones eran las mismas o casi las mismas en una cantidad considerable de personas. Aquí tienes algunas de las preocupaciones más comunes y entre paréntesis cómo la gente se esfuerza en justificar todas y cada una de ellas: Los hijos (¡Qué padres no se preocupan por sus hijos!, ¿verdad? Si no, ¿qué clase de padres seríamos?) La salud (Si no me preocupara por mi salud podría morir) La muerte (La muerte preocupa a todos porque nadie quiere morirse) El trabajo (Si no me preocupo por mi trabajo, corro el riesgo de perderlo) La felicidad (Me preocupa no poder ser feliz) El hacer las cosas bien (Me preocupa hacer las cosas bien) Los precios (Tengo que preocuparme de si los precios suben o bajan) Los accidentes (Tengo que preocuparme por si ocurre algún accidente) Lo que piensan los demás (Me preocupa lo que piensan los demás de mí) El dinero (Me preocupa quedarme sin dinero) La meteorología (Me preocupa que haga una meteorología adversa) Envejecer (Me preocupa envejecer y que otras personas deban ocuparse de mí) La relación con su pareja (Me preocupa que mi relación con mi pareja pueda ir mal) … Si has leído tanto las preocupaciones como las justificaciones, te habrás dado cuenta de que la sociedad en la que vives está más que interesada en que vivas en un estado de preocupación permanente. Entonces, ¿cuál es la solución? Según Wayne W. Dyer para eliminar la preocupación es necesario comprender la razón que la respalda. Es más, Wayne W. Dyer hace una interesantísimo distinción entre culpa y preocupación: La culpa está enfocada al pasado. La preocupación se centra en el futuro. 7 Estrategias para aprender a superar el estado de preocupación. 1. Empieza a vivir el presente de forma consciente. 2. Reconoce lo absurdo de la preocupación, es decir, pregúntate qué conseguirás cambiar de algo que te preocupa. 3. Reduce al máximo los tiempos de preocupación. Establece durante el día dos momentos de, aproximadamente, diez minutos para preocuparte y luego sigue viviendo de manera consciente el presente. Ve paulatinamente reduciendo estos tiempos. 4. Anota las preocupaciones de ayer, de la semana pasada y del año pasado. A continuación examina detenidamente si tus preocupaciones hicieron algo por ti. Así te darás cuenta de que las preocupaciones son una actividad inútil y vana. 5. Aborda tus miedos con pensamientos y comportamientos productivos, es decir, planta cara a lo que te angustia para que así consigas hacerla desaparecer. 6. Acepta la incertidumbre como algo que forma parte de tu vida. 7. Pregúntate qué es lo peor que te puede pasar a ti y qué posibilidades hay de que ocurran. Si partes de tu propia experiencia te darás cuenta de lo absurdo de estas preguntas La preocupación como freno de la vida presente. A modo de conclusión. El gran peligro que corres es pensar constantemente en el futuro sin tener conciencia de que te estás perdiendo el presente. La preocupación es un ladrón del tiempo, de un tiempo presente que se desvanece. Como dice Dyer: “No hay otro momento en el que no sea posible vivir más que el presente“. Así que espero que este artículo te haya servido para reflexionar sobre cómo afrontar una preocupación y, sobre todo, como una preocupación es la verdadera causante de que no puedas vivir el presente en su máxima conciencia y absoluta plenitud. Acabaré este artículo con una cita de Corrie Tem Boom que reza así: La preocupación no elimina el dolor del mañana, sino la fuerza del hoy. Artículo relacionado: Cómo enseñar a superar la necesidad de aprobación

domingo, 12 de abril de 2015

Las manos de mi padre...

Tomado de: Nicolás Pereira Rosas Un joven fue a solicitar un puesto importante en una empresa grande. Pasó la entrevista inicial e iba a conocer al director para la entrevista final. El director vio su CV, era excelente. Y le preguntó: " -¿Recibió alguna beca en la escuela?" el joven respondió "no". -"¿Fue tu padre quien pagó tus estudios? " -" Si."-respondió. -"¿Dónde trabaja tu padre? " -"Mi padre hace trabajos de herreria." El director pidió al joven que le mostrara sus manos . El joven mostró un par de manos suaves y perfectas. -"¿Alguna vez has ayudado a tu padre en su trabajo? " -"Nunca, mis padres siempre quisieron que estudiara y leyera más libros. Además, él puede hacer esas tareas mejor que yo. El director dijo: -"Tengo una petición: cuando vayas a casa hoy, ve y lava las manos de tu padre, y luego ven a verme mañana por la mañana." El joven sintió que su oportunidad de conseguir el trabajo era alta. Cuando regresó a su casa le pidió a su padre que le permitiera lavar sus manos. Su padre se sintió extraño, feliz pero con sentimientos encontrados y mostró sus manos a su hijo. El joven lavó las manos poco a poco. Era la primera vez que se daba cuenta de que las manos de su padre estaban arrugadas y tenían tantas cicatrices. Algunos hematomas eran tan dolorosos que su piel se estremeció cuando él la tocó. Esta fue la primera vez que el joven se dio cuenta de lo que significaban este par de manos que trabajaban todos los días para poder pagar su estudio. Los moretones en las manos eran el precio que tuvo que pagar por su educación, sus actividades de la escuela y su futuro. Después de limpiar las manos de su padre, el joven se puso en silencio a ordenar y limpiar el taller. Esa noche, padre e hijo hablaron durante un largo tiempo. A la mañana siguiente, el joven fue a la oficina del director. El director se dio cuenta de las lágrimas en los ojos del joven cuando le preguntó: -"¿Puedes decirme qué has hecho y aprendido ayer en tu casa?" El joven respondió: -"lavé las manos de mi padre y también terminé de asear y acomodar su taller" -"Ahora sé lo que es apreciar, reconocer. Sin mis padres, yo no sería quien soy hoy. Al ayudar a mi padre ahora me doy cuenta de lo difícil y duro que es conseguir hacer algo por mi cuenta. He llegado a apreciar la importancia y el valor de ayudar a la familia. El director dijo: "Esto es lo que yo busco en mi gente. Quiero contratar a una persona que pueda apreciar la ayuda de los demás, una persona que conoce los sufrimientos de los demás para hacer las cosas, y una persona que no ponga el dinero como su única meta en la vida". "Estás contratado". Un niño que ha sido protegido y habitualmente se le ha dado lo que él quiere, desarrolla una "mentalidad de tengo derecho" y siempre se pone a sí mismo en primer lugar. Ignoraría los esfuerzos de sus padres. Si somos este tipo de padres protectores ¿realmente estamos demostrando el amor o estamos destruyendo a nuestros hijos? Puedes dar a tu hijo una casa grande, buena comida, clases de computación, ver en una gran pantalla de televisión. Pero cuando estás lavando el piso o pintando una pared, por favor que también él lo experimente. Después de comer que lave sus platos junto con sus hermanos y hermanas. No es porque no tengas dinero para contratar quien lo haga, es porque quieres amarlos de la manera correcta. No importa cuán rico seas, lo que quieres es que entienda. Un día tu pelo tendrá canas, igual que la madre de ese joven. Lo más importante es que tu hijo aprenda a apreciar el esfuerzo y tenga la experiencia de la dificultad y aprenda la habilidad de trabajar con los demás para hacer las cosas

miércoles, 1 de abril de 2015

“Esta educación le está robando a la gente su conciencia, su tiempo y su vida”

Tomado de: http://www.mundonuevo.cl/noticia/71/esta-educacion-le-esta-robando-a-la-gente-su-conciencia-su-tiempo-y-su-vida “Esta educación le está robando a la gente su conciencia, su tiempo y su vida” “La crisis de la educación no es una crisis más entre las muchas crisis que tenemos, sino que la educación está en el centro del problema. El mundo está en una crisis profunda porque no tenemos una educación para la conciencia.” Cuando uno escucha a este psiquiatra chileno de 75 años da la sensación de estar frente al Jean-Jacques Rousseau de nuestro tiempo. Cuenta que estaba bastante dormido hasta que en los años 60 se fue a vivir a EE.UU., allí fue discípulo de Fritz Perls, uno de los grandes terapeutas del siglo XX y formó parte del equipo del Instituto Esalen en California. Allí tuvo grandes experiencias en el mundo terapéutico y en el mundo espiritual. Contactó con el sufismo y se convirtió en uno de los introductores de Eneagrama en Occidente. También bebió del budismo tibetano y el zen. Claudio Naranjo ha dedicado su vida a la investigación y a la docencia en Universidades como Hardvard y Berkeley. Ha fundado el programa SAT, una integración de la terapia Gestalt, el Eneagrama y la Meditación para enriquecer la formación de profesores. En este momento está lanzando un aviso muy contundente: o cambiamos la educación o este mundo se va a pique. Dices que para cambiar el mundo hay que cambiar la educación ¿cuál es la problemática de la educación y cuál es tu propuesta? La problemática en la educación no es de ninguna manera la que a los educadores les parece que es. Creen que los estudiantes ya no quieren lo que se les ofrece. A la gente se le quiere forzar a una educación irrelevante y se defiende con trastornos de la atención, con desmotivación. Yo pienso que la educación no está al servicio de la evolución humana sino de la producción o más bien de la socialización. Esta educación sirve para domesticar a la gente de generación en generación para que sigan siendo unos corderitos manipulables por los medios de comunicación. Esto es socialmente un gran daño. Se quiere usar la educación como una manera de meter en la cabeza de la gente una manera de ver las cosas que le conviene al sistema, a la burocracia. Nuestra mayor necesidad es la de una educación para evolucionar, para que la gente sea lo que podría ser. La crisis de la educación no es una crisis más entre las muchas crisis que tenemos, sino que la educación está en el centro del problema. El mundo está en una crisis profunda porque no tenemos una educación para la conciencia. Tenemos una educación que en cierto modo le está robando a la gente su conciencia, su tiempo y su vida. El modelo de desarrollo económico de hoy ha eclipsado el desarrollo de la persona. “A la gente se le quiere forzar a una educación irrelevante y se defiende con trastornos de la atención, con desmotivación.” ¿Cómo sería una educación para que seamos seres completos? La educación enseña a la gente a pasar exámenes, no a pensar por sí misma. En un examen no se mide la comprensión, se mide la capacidad de repetir. ¡Es ridículo, se pierde una cantidad tan grande de energía! En lugar de una educación para la información, se necesitaría una educación que se ocupe del aspecto emocional y una educación de la mente profunda. A mí me parece que estamos presos entre una alternativa idiota, que es la educación laica y una educación autoritaria que es la educación religiosa tradicional. Está bien separar Estado e Iglesia pero, por ejemplo en España, han echado por la borda el espíritu como si religión y espíritu fueran la misma cosa. Necesitamos que la educación atienda también a la mente profunda. ¿Cuándo hablas de espiritualidad y de mente profunda a qué te refieres exactamente? Tiene que ver con la conciencia misma. Tiene que ver con aquella parte de la mente de la que depende el sentido de la vida. Se está educando a la gente sin ese sentido. Tampoco es la educación de valores porque la educación de valores es demasiado retórica e intelectual. Los valores deberían ser cultivados a través de un proceso de transformación de la persona y esta transformación está muy lejos de la educación actual. La educación también tiene que incluir un aspecto terapéutico. Desarrollarse como persona no se puede separar del crecimiento emocional. Los jóvenes están muy dañados afectiva y emocionalmente por el hecho de que el mercado laboral se traga a los padres y ya no tienen disponibilidad para los hijos. Hay mucha carencia amorosa y muchos desequilibrios en los niños. No puede aprender intelectualmente una persona que está dañada emocionalmente. Lo terapéutico tiene mucho que ver con devolverle a la persona la libertad, la espontaneidad y la capacidad de conocer sus propios deseos. El mundo civilizado es un mundo domesticado y la enseñanza y la crianza son instrumentos de esa domesticación. Tenemos una civilización enferma, los artistas se dieron cuenta hace mucho tiempo y ahora cada vez más los pensadores. A la educación parece solo interesarle desarrollar la parte racional de la gente ¿Qué otras cosas podrían desarrollarse? Yo pongo énfasis en que somos seres con tres cerebros: tenemos cabeza (cerebro intelectual), corazón (cerebro emocional) y tripas (cerebro visceral o instintivo). La civilización está íntimamente ligada por la toma de poder por el cerebro racional. Con el momento en que los hombres predominaron en el dominio político, unos 6.000 años atrás, se instaura esto que llamamos civilización. Y no es solamente el dominio masculino ni el dominio de la razón sino también de la razón instrumental y práctica, que se asocia con la tecnología; es este predominio de la razón instrumental sobre el afecto y sobre la sabiduría instintiva lo que nos tiene tan empobrecidos. La plenitud la puede vivir sólo una persona que tiene sus tres cerebros en orden y coordinados. Desde mi punto de vista necesitamos una educación para seres tri-cerebrados. Una educación que se podría llamar holística o integral. Si vamos a educar a toda la persona, hemos de tener en cuenta que la persona no es solo razón. Al sistema le conviene que uno no esté tanto en contacto consigo mismo ni que piense por sí mismo. Por mucho que se levante la bandera de la democracia, se le tiene mucho miedo a que la gente tenga voz y tenga conciencia. La clase política no está dispuesta a apostar por la educación. La educación nos sumerge en un mar de conceptos que nos separan de la realidad y nos aprisiona en nuestra propia mente ¿Cómo se puede salir de esa prisión? Es una gran pregunta y es una pregunta necesaria en el mundo educacional. La idea de que lo conceptual sea una prisión requiere una cierta experiencia de que la vida es más que eso. Para uno que ya tiene el interés en salir de la prisión de lo intelectual, es muy importante la disciplina de detener la mente, la disciplina del silencio, como se practica en todas las tradiciones espirituales: cristianismo, budismo, yoga, chamanismo… Parar los diálogos internos en todas las tradiciones de desarrollo humano ha sido visto como algo muy importante. La persona necesita alimentarse de otra cosa que conceptos. La educación quiere encerrar a la persona en un lugar donde se la somete a una educación conceptual forzada, como si no hubiera otra cosa en la vida. Es muy importante, por ejemplo, la belleza. La capacidad de reverencia, de asombro, de veneración, de devoción. No tiene que ver necesariamente con una religión o con un sistema de creencias. Es una parte importante de la vida interior que se está perdiendo de la misma manera en que se están perdiendo los espacios bellos de la superficie de la Tierra, a medida que se construye y se urbaniza. Precisamente quería preguntarte tu opinión sobre la crisis ecológica que vivimos. Es una crisis muy evidente, es la amenaza más tangible de todas. Se puede prever fácilmente que con el calentamiento de la Tierra, con el envenenamiento de los océanos y otros desastres que están pasando, no vamos a poder sobrevivir tantas personas como las que somos ahora. Estamos viviendo gracias al petróleo y consumimos más recursos de los que la tierra produce. Es una cuenta atrás. Cuando se nos acabe el combustible será un desastre para el mundo tecnológico que tenemos. La gente a la que llamamos más primitiva como los indígenas tienen una forma de tratar a la naturaleza que no viene del sentido utilitario. En la ecología como en la economía y otras cosas, hemos querido prescindir de la conciencia y funcionar sólo con argumentos racionales y eso nos está llevando al desastre. La crisis ecológica sólo puede pararse con un cambio de corazón, verdadera transformación, que sólo la puede dar un proceso educativo. Por eso no tengo mucha fe ni en las terapias ni en las religiones. Solo una educación holística podría prevenir el deterioro de la mente y del planeta. ____________________ Fuente: Revista Namaste